Prólogo

46 4 0
                                    

Oscuridad. Era todo lo que veía, todo estaba completamente oscuro.

Yo estaba acostumbrado a la oscuridad.
Me gustaba, la noche solía ser muy agradable para mis sentidos.
Creo que es por el hecho de que cuando pequeño, luego de hacer alguna de mis travesuras me escondía entre los oscuros arbustos que había en el patio trasero, para que mamá no me encontrara.

Luego, al correr los años y los tiempos volviendose más difíciles , ya no me escondía entre los arbustos, no.
Luego de que mamá se encontrase con que el dinero ahorrado de todo un mes había desaparecido, al bosque es a dónde yo iba a esconderme.

No, demonios, no pienses que mi historia es de lo más cliché y que yo soy el típico chico que tuvo una infancia dura, se droga y roba por culpa del cruel mundo en el que le tocó vivir.

No, bueno no era tan así. Creo que llevará tiempo contar toda la historia...

Pero ahora me siento tan débil. Ésta oscuridad no era para nada agradable.
Este silencio era demasiado sofocante.
Podía sentir, como mis pulmones se cerraban, el aire en ellos era casi inexistente y sentía mi frente comenzar a sudar.

Luego, pequeñas imágenes como flasbacks vinieron a mi mente.
Demasiado deprisa, pero pude verme a mí, correr por la acera totalmente vacía, estaba escapando.
Luego otra escena, en dónde sólo tapo mis oídos a causa de los estruendosos sonidos de miles disparos. Estaba asustado.

¿Eso pasó? ¿Me dispararon? ¿Acaso estoy inconciente ahora mismo?

-Hey- logré escuchar. Mi pecho ardió de la emoción y mi respiración se agitó - Oye, despierta. ¿Puedes escucharme? Despierta, por favor- suelta lo último casi como un gemido.

¿Quién demonios está hablando? Maldición no veo nada.

Esa voz parece la de una niña, una niña muy asustada.

Siento como mis párpados luchan por abrirse. No me había dado cuenta de que tenía los ojos cerrados...

Escucho el canto de las aves...
La oscuridad a mi alrededor comienza a diciparse.

Y por una fracción de segundo, mi organismo se adapta a ella, y no quiere dejarla. No quiero despertar.

Pero lo hago. De todos modos, abro mis ojos y, frente a mí, se encuentran dos pares más de éstos. Mi boca está seca y me quedo sin habla. Pero aún así...

Sólo diré, que la oscuridad jamás lució tan hermosa, como lo hace en sus grandes, tensos y brillantes ojos negros.

Summertime.//m.cWhere stories live. Discover now