Capitulo 17

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"Tus hombros temblorosos prueban que hace más frío
dentro de tu cabeza que en las peores horas de invierno"

-Oh miss Believer, Twenty One Pilots.


Abrió el grifo y comenzó a lavarse las manos, sintiéndose osada levantó la vista y se miró en el espejo.
Y después de mucho tiempo, le gustó lo que en el veía.
Se sonrió a sí misma. Notó que estaba más delgada, pero aún así seguía estando en su peso ideal y su piel había adquirido cierto color y vitalidad. Oh, pero no importaba, sabía que esos eran los resultados de ir todas las noches con Mike, a dónde sea. Las noches juntos eran fantásticas.
Llenas de luces de neón y fuegos artificiales. O tal vez, silenciosas cafeterías y librerías nocturnas.

Por consecuencia, casi no dormían.

Decidió apurarse, Mike la estaba esperando afuera, acababan de aterrizar en San Francisco. Y ahora mismo se encontraba en el baño del aeropuerto.

Dió un respingo cuando una melodía repetitiva irrumpio en el lugar, le tomó tiempo darse cuenta de qué era su nuevo celular.
Michael se estaba impacientando.

Atendió.

-Oye, ésto no es necesario ¿Sabes? Ya salgo.-rió.

-Vaya, no sabes cómo me alegro de oír es0. Pero créeme que si es necesario todo esto, hija mía . -todo se detuvo y su sonrisa se desvanecio.

-M-mamá-tartamudeó

Comenzó a temblar...

-Veo que aún recuerdas quien soy, genial pequeña Isabella, tenemos un avance. Ahora -la mujer hizo una pausa y Bell contuvo el aliento. Era ella- Aunque me encantaría tener una de esas charlas madre e hija yo..

-¿Charla madre e hija?-preguntó una irónica voz. Oh, esperen. Había sido Bell, de repente el valor (o tal vez la furia) se adueño de su voz-¿Tienes idea de cuántas veces quise tener una de esas contigo? ¡¿Tienes una maldita idea de cuántas veces te necesité de esa manera!?-gritó. Ahora estaba segura, aquel sentimiento que le estaba quemando la garganta-¡Pero a ti no te importó! Así que ahora no vengas con tus...con tus ¡Malditos regaños, madre! No volveré.

El frío silencio en la línea lePero había el rencor quemaba dentro de ella.
Y lo tenia que dejar ir.

-No voy a regañarte, Isabella- pronunció su madre con tranquilidad- No perderéis tiempo en eso, antes de que tu ataque de locura me interrumpíese te estaba diciendo que seré rápida.-soltó un suspiro-Tienes una semana pare volver. Si en una semana no estás em un avión con la cabeza gacha de regreso...

-¡No! ¡Basta de una vez! Por favor-se quedaba sin aire- No lo intentes, no lo hagas ,no me arrebates esto mamá ...

-Si, lo haré. Y volverás porque de otro modo será Michael quien vuelva . Pero
querida, el volverá esposado, custodiado por policías y ¿Sabes a dónde irá a parar?-

-Tú...no puedes...Mike no tendría porqué...

Dentro de su mente todo comenzó a tornarse azul...

-Que triste, un chico tan joven que...desperdicia su vida de esta manera -se la imagina hacer una mueca- Pero debió haberlo pensado mejor ¿No crees Isabella? Fue un muy mal chico al secuestrarte y falsificar todos esos papeles para poder sacarte del país sin mí consentimiento.

El aire terminó por escaparse de sus pulmones y la furia que antes sentía se icipó en el tiempo que se dejaba cae en el suelo de aquel  sucio baño de aeropuerto.

-Por favor- su voz salió en un sollozo-Mamá sabes que Mike no hizo todo eso él...-suspiró-Madre, yo jamás declarare en su contra. Lo sabes.

Ella chasqueo la lengua.
-¿Alguna vez has escuchado sobre el Síndrome de Estocolmo, Isabella ?-se mordió los labios. No podía estar sucediendo. No ahora- Tienes una semana niña
, y antes de decir adiós solo te quiero recordar. -suspiró- Todo esto no es culpa mía.

Y colgó.

Claro que lo sabía, todo eso aunque indirectamente tal vez, si. Todo eso no era culpa de su mamá.
Fue Bell, ella solita se había metido en eso. Ella sola esposó a Mike, lo condenó.

No supo en qué momento, se encontraba corriendo.
Desesperada, abrió la puerta del baño y se quedó estática. ¿A dónde se fue Mike?
De la puerta de enfrente acababa de salir un chico, de ojos hazel y cabellos castaño y ondulado. Él se quedó estático también, ambos se quedaron mirando. Él miraba a Bell sorprendido y hasta asustado.

-Ehh...-balbuceó- Oye, ¿Te encuentras bien? -le preguntó pausadamente, para luego agregar- Te ves terrible.

Ella parpadeot varias veces hasta poder comprender. Seguro se veía del asco.
No fue entonces hasta que recordó:

-Las medicinas- balbuceó y rebuscó en su bolso, con las manos temblorosas y las lágrimas aún frescas en su mejilla dejó caer en sus manos casi todo el contenido del frasco.
Ya no recordaba cuantas debía tomar.

- Wow, tranquila chica-intervino el castaño acercándose a ella- No...no creo que debas tomarte tant...

Pero era tarde. Bell de las tragó con esfuerzo.
Estaba desesperada, asustada y a punto de tener una crisis frente aquel desconocido.

-Aléjate- exclamó con voz a ahogada y dio un paso hacia atrás- Mi novio no debe estar lejos, te lo advierto, aléjate de mi.

-Escucha, no quiero hacerte daño, pero- hizo una mueca-Realmente quiero ayudarte porque te vez del asco y- Bell dejó de oírlo, de repente, todo comenzaba a girar a su alrededor ¿Cuántas pastillas había tomado?-Hey, ¿Estás tembland...

-Aléjate de ella idiota- escuchó que alguien dijo. La voz  sonaba familiar- Vamos, hazlo ahora o juro que voy a lastimarte.

Reconoció a Mike demasiado tarde, sus ojos ya se estaban cerrando y, todo se volvió oscuro.

Entonces volvió a sentir frío.

Mike vio a Bell caer al suelo, y todo se detuvo.
Empujó al castaño lo más lejos que pudo, la recogió del suelo como si de un trozo de Cristal se tratara.

-Oh por Dios...no no no no- murmuraba una y otra vez mientras golpeaba con suavidad las mejillas de Bell- Por favor, amor. No me hagas esto ahora cariño.

Tragó saliva.

-Uh, oye si quieres puedo avisar a algún policía de aquí tal vez ellos puedan..

-¡No!-exclamó con desesperación- No lo hagas maldición, ellos no pueden saber de ella....ellos...-Bell no despertaba. La sacudía entre sus brazos y nada- ¡Oh vamos!

-¿Son prófugos verdad ?-cuestiono el chico. Oh, aun seguía allí.-Amigo, prometo no decir nada yo sólo...intenté ayudar, ya sabes.

-¡Cierra la boca idiota!- se levantó con Bell a cuestas y observó al chico con detenimiento por un rato - ¡Vamos! ¿Qué esperas? Ayúdame a sacarla de aquí sin levantar sospechas, prometo que no somos delincuentes sólo...

-Entiendo-lo cortó Ashton mientras asentía con determinación.-Yo...puedes cagarla como a esas novias, parecerá que sólo está dormida. Yo llevaré las maletas.

Mike soltó un suspiro y asintió.

-Gracias viejo.

-Ashton- este soltó una risa extraña- Mi nombre es Ashton.

Summertime.//m.cWhere stories live. Discover now