Capitulo 21

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"Sí, vamos vestidos de
negro de pies a cabeza.
Tenemos nuestras pistolas escondidas bajo la ropa.
No, nunca lo dejaremos
No, nunca lo dejaremos, no."

-"Chocolate", The 1975.

Y entonces allí estaba otra vez, huyendo de la policía, otra vez.
Todos vestían de negro, otra vez.
Gracias a los dioses, ellos pudieron escapar del pub, sin embargo, ahora los chicos de azules les estaban dando caza.
Resulta que los dueños del club avisaron a la policía, y ellos estaban cruzando los dedos para que los pasaportes falsos que tenían les ayudaran a salir del país cuánto antes.

Keithlen venía con ellos, se negó a volver a su rutinaria vida en aquel pueblucho y dijo que aceptaría todas las consecuencias de unirse a ellos.

Isabella se lo advirtió. Pero no hubo caso, y entonces, allí estaban.
Esperando a abordar el próximo avión con destino a Nueva Orleans.

-¿Él siempre lleva consigo ese humor?-le preguntó Keith a su lado. Bell ladeó la cabeza y observó a Michael gritarle cosas a alguien a través del celular, él le había dicho que hablaría con un amigo que los ayudaría en Nueva Orleans.

-De hecho, él siempre logra mantenerme con calma, suelo ser yo la que...-se remojó los labios-Ya sabes, la que entra en pánico.

La chica la miró comprensiva.

-¿Hace mucho que hacen esto?- le preguntó casi en un susurro, y Bell le agradeció con la mirada la discreción que ella estaba teniendo.

-Unos...cuántos meses, dentro de poco se cumplirá un año- murmuró con un suspiro soñador- De hecho en dos días cumpliré dieciocho.

La rubia alzó ambas cejas.

-Espera, aún no tienes...

-Mujeres, mejor levanten sus traseros de esa banca. Debemos largarnos de aquí.-anunció Ashton, ellas ni siquiera había escuchado la llamada de esa mujer que anuncia los vuelos.

-De acuerdo- ambas se levantaron y Bell llamó a Ash- ¿Podemos hablar un segundo?
El asintió y se alejaron un poco de la multitud- Escucha, ¿Realmente podemos confiar en ella? Es decir, la conocemos hace apenas veinticuatro horas y...-soltó un suspiro

-Bell, cariño -Ashton puso una mano en su hombro- Nosotros dos nos conocimos de una manera un poco más dramática, y luego de veinticuatro horas ya estábamos embriagándonos en esa fiesta, ¿Recuerdas? Además, lo veo en su mirada- señaló con la cabeza a la rubia- Ella daría lo que fuera por uno de nosotros, es una buena chica Isabella, es una de esas que no encajan, justo como nosotros.

Bell asintió pensativa.

-De todos modos, tu fuiste el único que se embriagó en aquella fiesta- se encogió de hombros- Encárgate de que ella sepa lo que yo tengo ya sabes, no quiero estar ...contestando preguntas como "Oh ,¿Porqué tomas pastillas?" u "Oh, ¿Porqué ella se está volviendo loca?"-rodó los ojos y Ashton soltó una carcajada.

-Hablaré con ella- le aseguró.

-

Calum era el pobre muchacho al cuál Mike regañaba por teléfono.
Él les había pasado a buscar en cuanto llegaron a Nueva Orleans, aunque él ni siquiera parecía ser australiano, más bien tenía rasgos asiáticos, Calum les contó que llevaba años viviendo en la ciudad del Blues.
Todo en ese lugar a Bell le resultaba tan existante, los misterios y mitos , las calles viejas y adoquinadas, ese increíble ambiente vibrante, esos grandes carnavales.
Todo lo que componía a Nueva Orleans le fascinaba.

-Esta noche saldremos de fiesta- le susurró Mike en el oído- Olvidarás que tomas esas apestosas pastillas y nos divertiremos un poco- le dijo con una pequeña sonrisa.

Se encontraban en el auto de Calum, el chico los dejaría quedarse en su departamento durante su estadía allí.
Ell sonrió.

-De acuerdo. Por cierto- se acercó un poco más para que nadie escuchara-¿Cómo me ves con el cabello verde?-los ojos de él chico brillaron de la emoción y una sonrisa divertida surcó en su rostro.

El departamento era un desastre, por el simple hecho de que sólo tenía una sola habitación extra.
Entonces para no armar tanto escándalo, Michael decidió que él y "su chica" irían a quedarse en algún motel para pasar las noches, Isabella al principio no sintió que era necesario sin embargo, no podía resistirse a la idea de poder descansar junto a Mike todas las noches en aquella maravillosa ciudad.
-

Estaban sacando lo que se pondrían esa noche.
No se dieron cuenta que irían vestidos todo de negro nuevamente, pero últimamente era el único color que usaban.
Ella no podía dejar de dar saltitos de felicidad, después de medianoche ella sería al fin legal (por lo menos en la mayoría de los los cincuenta estados). Michael la miraba de rojo y comenzó a sacar de su bolso unas cuantas cajitas.

-Muy bien- le dijo- Tengo uhm púrpura, gris y -alzó la última cajita y la sacudió frente a ella- Verde, bebé.

Isabella quedó boquiabierta, lo de la tintura iba en serio.
Ella se lo pensó una vez más, ¿Que había de malo con su pelo? ¿Era demasiado negro, tal vez?
El pareció leer su mente y abrió los ojos como platos
-Oh nonono -corrió a su lado y la abrazó por los hombros- Amor, no hay nada de malo con tu cabello, es decir, mierda, tú eres perfecta sólo que pensé que tal vez te gustaría hacer un cambio- el la apretó más atrayéndola a él- ¿Sabés qué? Tal vez esta fue una mala idea...

Escuchó a la chica soltar una risita contra su pecho y muy confundido la alejó para ver su rostro, ella se quitó algo de cabellos que había quedado en su cara y le contestó:

-¿Sabes? Creo que el gris destrozaría mi cabello- hizo una mueca- Tal vez, unas mechas de verde no estarían mal..

-

El buen sonido del jazz acompañaba a las carrozas por las angostas calles del Barrio Francés.
Nueva Orleans era sin duda una ciudad multicultural y eso, sólo hacía que Bell se sienta más en casa, habían perdido a Keith y Ash sin embarg Mike estaba a su lado con una trompeta entre sus labios, intentando llevar el ritmo de los músicos, si, al parecer el también tocaba la trompeta.
Ella reía mientras se movía al son del Jazz, todos a su alrededor marchaban persiguiendo a las grandes carrozas llenas de gente disfrazada,ella jamás había estado en un desfile.
Y ahora estaba en uno, ella jamás había teñido su cabello y ahora tenía varias mechas de color verde, se sentía tan bien.

Michael le devolvió la trompeta a uno de los hombres que estaban tocando, se acercó a ella, pero Bell estaba intentando tomarse una selfie, entonces, a través de la cámara, pudo ver cómo su chico tras de ella acomodaba algo escondido bajo su suéter, en la cinturilla de su pantalón.

Algo frío y gris, un arma.

Summertime.//m.cWo Geschichten leben. Entdecke jetzt