Cap. 16: And after all....

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Dije que quizás,
Tú serás quien me salve
Y después de todo,
Tú eres mi gran fortaleza.

-Oasis. "Wonderwall"

-

Llegaron a sus asientos. Mike consiguió unos muy cerca del escenario.
Bell se mordia las uñas y no dejaba de mover su pierna derecha.

-Bell, deja de hacer eso- murmuró Mike.

-Lo siento.

Él la miró de reojo y algo nervioso le preguntó:

-Tomaste tus..

-Si- contestó al instante- Por supuesto que lo hice, mi humor debe estar en perfectas condiciones para esta ocasión.

-Bell...-la llamó

-¿Qué?

Él la recorrió con la mirada, de arriba hacia abajo. De abajo hacia arriba.

-Te ves muy bien...-una sonrisa perezosa de las suyas, tiraron de las comisuras de sus labios.

-Vaya Mike, ¿Podrías ser más creativo?- respondió con fingida exasperación y apretó los labios para no dejar escapar una risotada.

Lo miró de reojo y puso su mano en la pierna de él. Él se se relamió los labios y se acercó un poco más.

Pero cuando iba a besarla un par de gritos los interrumpieron. Luego, las luces se apagaron- Mike suspiró frustrado y se alejó de Bell- Unos rectángulos alumbrados de luces de neón rosa era todo lo que veían.

En uno de ellos se leía : The 1975.

Y entonces, comenzó a escuchar una pista ya demasiado conocida para ambos... Robbers.

Cómo si hubiesen sido transportados hacia aquella tarde, cuando él conducía su motocicleta a través del desierto de Nevada.
Ambos comenzaron a sentir extrañas sensaciones..
Él, los delgados brazos de ella rodeandolo.
Ella, ese sentimiento de protección que aquello le provocaba.

Las luces se volvieron a encender y todos estaban parados gritando con euforia.
Matty Healy salió a escena.

-Seguro que ya conocen la historia de amor tras esta canción-dijo Matty a través del micrófono- Espero que puedan sentirla también. Como lo hago yo cada vez que la canto. -sonrió.

Claro que lo harían. Porque la historia de dos de ahí era muy parecida.
Pero ..Real.

~

Ahora cantaban Chocolatte tan fuerte como les fuese posible...
Él le tomaba de la mano y la alzaba de vez en cuando, haciéndola girar.

>>No tú nunca vas a dejarlo, no tú nunca vas a dejarlo, no nunca vamos a dejarlo, no<< Cantaban...

Bell recibía con alegría el vértigo que sentía al ser levantada en el aire y sentir en su rostro todas luces de aquella descolorida ciudad.

El cielo estaba oscuro casi tanto como los ojos de Isabella.

-Mike- lo llamó

-Dime.

-¿Cómo se te ocurrió lo del viaje en moto? -preguntó intrigada. Lo miró y desde ese ángulo su rostro parecía aún más afilado y la luz de luna lo hacía ver aún más blanco.

-No lo sé, sólo recordé que aquí podría  alquilarlas  y pensé :"A Bell le encantará"- se encogió de hombros- Sólo me imaginé a tus ojos brillar de la emoción, eso bastó.

Él se detuvo y ella también. Bell tenia las palabras al igual que las lágrimas atoradas en la garganta. Y queria gritar por lo que el decía, pero...
La vista de él estaba clavada en algún lugar.

Bell siguió los ojos de Mike y se encontró con una vieja tienda de tatuajes.

-The darkest eyes - pronunció Bell al leer el letrero.

-Esto debe ser una broma....-murmuró él.

-

Arrojó  el bolígrafo sobre la mesa. Y se dejó caer en la silla, respiró hondo y se frotó el rostro.

Debía dejar de escribir tanto. Seguía sosteniendo que los hombres no escribían. Bueno, no diarios íntimos. Eso no le parecía para nada muy masculino.

Estúpido. Lo sabía.

Pero debía continuar escribiendo aquello, ese exacto momento en el que: los ojos de Isabella vieron aquella tienda de tatuajes.

Fue fantástico. El había hecho pequeños bosetos de la noche más oscura  muchas veces. En simples hojas, boletos de avión o recibos de compra.
Sus ojos se encontraban plasmados no sólo en lo más recóndito de su mente, sino también en cada papel que el encontraba.

Entonces, cuando el tatuador le preguntó qué era lo que quería tatuarse fue algo difícil, no tenía pesando hacerce otro, además recordó el que ya tenía en el antebrazo.

To the moon.

Y fué genial, verla sentada sobre aquella fría silla, en esa cálida madrugada. Moviendo sus pies de un lado a otro como una niña pequeña que visita al doctor por primer vez.
Asustada pero emocionada al mismo tiempo.
Aunque su emoción era más notable, tal vez fue por la cerveza que le dio minutos antes.

Ella no vio lo que el se tatuó  y él no vio lo que ella tampoco. Ese era el trato. Pero no duró mucho, porque en el momento que Bell lo pidió dos veces.

Mike subió la manga del suéter y estiró su brazo izquierdo.

-¿No return?- preguntó Bell confundida.

-Bueno creo que completa la frase- desvió la mirada y terminó susurrando- "To the moon, no return". Yo voy a la Luna- por así decirlo- es como una metáfora, haga lo que haga, mis metas, las voy a cumplir y no volveré atrás.
Hasta la Luna, sin retorno.

-Así que, esto que estas haciendo- ella buscaba sus ojos. Quería estar segura- Esto que hacemos, ¿Sin retorno Mike?

Y él no se aguantó, la tomó entre sus brazos y la estrechó tanto como pudo.
Aspiró todo su aroma y lo guardó como recuerdo en su alma.
Luego, cerró sus ojos y se sintió feliz.
No inseguro y feliz, no triste y feliz.

Sólo, felíz.

-¿Bell, que me estás haciendo?-  se preguntó así mismo. Pero, eso era mas que obvio.
La noche de sus ojos era todo lo que el podía ver. Y eso, no era ver.

Pero era lo que quería admirar por mucho tiempo. Y ver como ella se iluminaba cada vez que sus cuerpos se rozaban.

Bajo las luces de una descolorida ciudad. Bajo el más profundo mar. Bajo una lluvia de balas, ella debería estar ahí.

Para salvarlo.

Y siempre que se lo pidiese, lo haría. Escaparia con ella.

Summertime.//m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora