CAPÍTULO 1

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¿Otra vez?

¡¿Es que no le bastó con dos divorcios, que va a casarse otra vez?!

Mi prima Elizabeth no tiene límites.

Miro la tarjeta de invitación virtual que me ha enviado sin poder creérmelo.

Lo peor de todo no es lo que tenga pensado hacer con su vida, que ciertamente me tiene sin cuidado. Lo que me molesta verdaderamente es verme en la obligación de tener que asistir a esa boda.

Nada me apetece menos que pasar una velada con familiares con los que hace siglos no nos vemos, pero que ese motivo no es impedimento para inmiscuirse en mi vida privada.

Ya puedo oír sus preguntas...

"Nena ¿No piensas casarte?" O
"Nena... ¿Y los hijos? ¡Mira que el tiempo corre!

¡Ufff! De sólo pensarlo me da urticaria.

Y mejor que ni pregunten por mis últimas vacaciones, porque me la pasé encerrada, durmiendo hasta tarde y leyendo por las noches. 

¡Ah! Casi lo olvidaba; También tuve una cita con un chico sexy... pero que al final de la velada, cuando me dejó en la puerta de mi casa y creí que me besaría... ¡Acabó pidiéndome el teléfono de mi hermano!
Así que eso no cuenta como cita, ¿verdad?

De más está decir que la cita terminó allí y que no lo volví a ver.
Si se preguntan si le dí el teléfono de mi hermano, bueno... Sí lo hice, pero sólo por molestar a Rodrigo, él no es gay. ¡Al contrario, es un mujeriego empedernido!

Tamborileo los dedos sobre mi escritorio pensando en que pretexto poner para no concurrir.
No se me ocurre ninguna buena excusa así que decido que lo mejor es juntar mis cosas e irme a casa a descansar.

Ha sido una jornada larga luego de tres autopsias y estoy muy cansada.
A lo mejor con unas cuantas horas de sueño mi cerebro logra pensar una buena salida al asunto.

Acabo de juntar todas mis cosas y tomar mi bolso para irme cuando oigo un golpecito en la puerta de mi despacho.

—¿Tienes tiempo para un poco más de trabajo? —pregunta Mayra asomándose.

—¿De qué estás hablando?

—Los chicos acaban de llegar con el cuerpo de un joven—dice.

—Mayra, ya voy de salida. ¿Es muy urgente que lo vea ahora?

¡Lo que me faltaba para completar el día!

Mayra me mira apenada y asiente.

—Necesitan una autopsia forense. Lo encontraron junto al río y al parecer llevaba días desaparecido—me informa.

¡Genial! Eso significa que es muy urgente. La policía está aguardando el informe para comenzar con las investigaciones.

Suspiro resignada, dejando mi bolso en el lugar.

—Ok... ¿Ya lo llevaron a la sala?

—Te está esperando—bromea y da media vuelta dispuesta a marcharse.

—¡Nos está esperando!—grito.

Mayra se vuelve hacia mí, pálida.

—¿Qué sucede? —le pincho—Voy a necesitar ayuda... ¿No te animas?

—Yo... eh... bueno es que, ya me estaba yendo —balbucea.

Me dieron ganas de reírme al ver su expresión.
Mayra es una practicante que hace apenas unas semanas ha llegado al laboratorio forense, y se ha convertido en mi aliada en este mundo de hombres.

Dulce LocuraWhere stories live. Discover now