CAPÍTULO 43

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—¿Y no se te ocurrió llamarme y avisarme que tendría a alguien siguiéndome? —le reclamo.

—Olvidé hacerlo. Lo siento, Sweety. Luego de ir con la policía fui a recoger a Claire, estuve ocupado con ella.

Escucharle nombrar a su sobrina y ver como sus ojos se tornan brillantes cuando lo hace, me genera unas enormes ganas de comérmelo a besos.

Y lo hago.

Sin pensarlo dejo mi jarro de café sobre el escritorio de Rebeca y me lanzo sobre él, colgándome de su cuello y apresando sus labios con los míos.

Lo beso... lo beso... lo beso, deleitándome con el sabor de sus labios que saben a café con un toque dulzón debido a la crema que le ha agregado a su infusión.
Tomo nota mental que ese será mi sabor favorito en todo el mundo a partir de ahora.
Bruno rodea mi cintura con sus fuertes brazos y sonríe bajo mis labios mientras se deja hacer.

—Doctora Martínez... ¿Esto también es a cambio del café de la mañana? Porque si es así, de por hecho que a partir de ahora, no habrá día en que no esté esperándote con tu dosis de cafeína, Sweety —susurra cuando me aparto en busca de un poco de aire.

—Eso fue por Claire—murmuro con la respiración algo agitada —. Te ves adorable al hablar de ella—explico ante su mirada curiosa.

La sonrisa que se dibuja en sus labios es enorme y franca. Sus ojos reflejan una ternura infinita y podría decir con toda seguridad, que está visualizando a la preciosa niña de cabello dorado y dulces ojos color avellana.

—Claire es mi vida. —Besa mi frente —. No puedo creer que su padre no sea capaz de ver la increíble niña que es —Suspira con pesar.

—Él se lo pierde, Bruno. Lo importante es que Claire está rodeada de personas que realmente la aman y darían todo por ella.

—En eso tienes razón. Daría mi vida si fuese necesario con tal de protegerla. —Me da un rápido beso en los labios y rápidamente cambia de tema—. Y ahora doctora, será mejor que comencemos a trabajar. Le prometí al fiscal que para mañana tendríamos el informe preliminar de al menos, dos de los cuerpos.

—¡Vaya, que optimista! —Abro la puerta del consultorio y salgo al pasillo con Bruno caminando detrás de mí —. ¿De verdad crees que llegaremos a cumplir con ese plazo?

—Claro que sí. Les pedí ayuda a Mayra y a... —Carraspea nervioso —, Rebeca.

Resoplo.

¡Genial, que gran noticia!

—¿A Rebeca? No veo cómo puede ella ayudarnos con las autopsias...

—En realidad, nosotros la ayudaremos a ella. Necesita averiguar si coinciden las lesiones en todos los cuerpos. Ya sabes... Su teoría sobre el rito satánico.

Las palabras pronunciadas me provocan escalofríos. Sobre todo luego de lo ocurrido anoche.

—¿Crees que eso sea posible?

Bruno queda pensativo un instante antes de volver a hablar.

—Tal vez... —Suspira —. Hay mucho loco suelto por ahí, Sweety —. Abre la puerta de la sala de autopsias y se hace a un lado para dejarme pasar.

Voy directo a la pequeña sala que hay al fondo y que hace las veces de vestidor.
Bruno en tanto se detiene a revisar los apuntes que hicimos de la autopsia de ayer.

—¿Tan mal lo pasaste anoche?—pregunta al verme regresar junto a él ya ataviada con mi bata azul.

¡Si supieras!

Dulce LocuraWhere stories live. Discover now