CAPÍTULO 36

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Prácticamente me he quedado atragantada con el trozo de pollo tras las palabras de Sonia.
Con gran esfuerzo obligo a mis labios a dibujar una sonrisa en mi rostro, aunque estoy segura que no me sale lo suficientemente genuina como pretendo.

—¿Alex? —pregunto tras beber un sorbo de agua fresca.

Sonia se sonroja y ese acto no hace más que confirmar mis sospechas.

—Sí, Dulce. Ese era su nombre. ¡Un chico encantador!—exclama con picardía. 

¡Siento que voy a asesinar a alguien!

¿Por qué no me lo contó? ¿La habrá reconocido él también?

¡Como que me llamo Dulce Martinez, Bruno me va a escuchar!

Y como si lo hubiese invocado, mi celular comienza a sonar con insistencia.
Al ver que es Bruno y teniendo en cuenta lo ofuscada que estoy con él, me veo tentada a no atender. Pero entonces Claire viene a mi cabeza y con preocupación de que algo malo haya sucedido con ella o con Marlene, decido contestar.

Me disculpo antes de ponerme de pie y alejarme para tomar el llamado.

—¿Sweety?

—¿Qué sucede, Bruno? —hablo con frialdad.

—Sweety, sé que es tu día de descanso, pero ha surgido algo y se me hace imposible acudir. Ya sabes, con Claire a cargo...

Resoplo. Es mi bendito día libre y se supone que no estaría de guardia este fin de semana; pero no puedo dejar tirado a un compañero por más enojada que esté con él.

—¿Qué ha sucedido?—pregunto decidida a colaborar en lo que haga falta.

—Me acaban de informar de un crimen. En las afueras de la ciudad.

—¿De qué clase de crimen estamos hablando? —Quiero saber que tanto ha arruinado mi deseado día libre.

Bruno suspira.

—Violento, Sweety. Dicen que el lugar parece una carnicería así que ya te imaginarás...

—Está bien, allí estaré —afirmo de inmediato.

—Enseguida te mando la ubicación exacta. La policía técnica acaba de llegar al lugar, están esperando por el fiscal y por un médico forense. Les avisaré que irás tú y que estás en camino —Habla rápidamente; y su tono es tan profesional que nadie imaginaría que horas atrás hemos estado juntos compartiendo la cama—. Lleva contigo a Eric, para que te ayude con el traslado del cuerpo, y también a Mayra; es una buena oportunidad para que vea un nuevo caso.

—Sí, está bien. Cuenta con eso—Intento sonar tan profesional como él.

Se hace un breve silencio antes de volver a escuchar la voz de Bruno.

—Sweety... muchas gracias—murmura ahora con voz suave.

—Sólo cumplo con mi deber, jefe —replico antes de colgar.

Vuelvo al comedor, donde todos me aguardan expectantes.

—Debo irme —anuncio.

—¿Cómo? ¡Pero si no hemos terminado de almorzar!—reclama mi madre.

—Lo siento. Ha surgido un caso y debo ocuparme de él...

—¡Ese bendito trabajo!—exclama con disgusto.

—Cariño, déjala. Es la profesión que eligió y si eso la hace feliz, no podemos interferir en ello—dice mi padre, que sale en mi defensa como siempre.

Dulce LocuraWhere stories live. Discover now