Estrellas fugaces

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De pequeña soñaba que algún día
conseguiría estar despierta para ver una.
Qué despertaría de madrugada y al abrir la ventana
una estrella fugaz la atravesaría.

Que quizás, con un poco de suerte,
chocaría contra el jardín y podría ir tras ella
y llevármela a cuestas hasta la habitación.
Que cogería sus polvos mágicos
y sería un poco más perfecta.

Qué inocente...

La pinté y la dibujé tanto en mis cuadernos
que hasta recuerdo tener el rotulado amarillo
gastado y doblemente gastado.

Crecí y la seguí esperando.
Pero nunca llegó a atravesar mi ventana.

Hoy, te confieso un secreto,
y es que las estrellas fugaces existen.
Yo las encontré.

Hay pocas y se mueven entre nosotros.
Son hombres y mujeres,
niños y ancianos
que van y vuelven de los sitios, y siempre con una razón
y no con una excusa.

Que hablan después de pensar y escuchan para entender.
Que ríen a carcajadas y lloran a cara descubierta.
Que trabajan con amor y no les gusta perder,
a menos que sea para aprender.

Son fugaces, no se encuentran fácilmente,
así que, si te encuentras con una,
pide un deseo y, si eres un poco listo,
quédate con ella, no muchas pasan por la Tierra.

Escrito en versoWhere stories live. Discover now