Escrito en verso

Ella y él

Cada vez que volvía a verla, desechaba el pensamiento.
Cuando la veía, no podía pensar en nada.
Salvo en tocarla.
Salvo en hacer cuando pudiera o fuera necesario para verla feliz.

No me gustas - repitió ella en un tono que, por un momento, sonó como si hablara en serio - Yo... - su voz casi se esfumó - creo que vivo por ti.

-Voy a poner fin a esto.
-No. Venga. No vale la pena.
-Sí -replicó él- Tú vales la pena.

Salieron juntos al callejón. Escondido entre las sombras, él se quedó mirando como ella se alejaba hacia su casa, sola.
Ella tuvo que hacer esfuerzos para no volver a mirar

Él sabe si me gustará una canción antes de que la haya oído. Se ríe de mis chistes antes de que haya terminado de contarlos. Hay un lugar en su pecho, justo debajo de su cuello, que hace que quiera cumplir las promesas que le hago.
Solo hay uno como él.

La primera vez que él le cogió la mano, se sintió tan bien que todo lo malo se esfumó. La caricia fue más fuerte que cualquier herida.