La Chica de las Estrellas

48 3 0
                                    

Recuerdo haber llegado a un mundo
donde las tormentas,
donde los años pasaban
y los meses no gritaban su nombre,
donde las habitaciones eran blancas
y los sueños llegaban descalzos y
despeinados a Ninguna Parte.
Era un mundo muerto,
donde las madres no reconocían a sus hijos,
besar era un secreto,
y la vida,
ese terreno resbaladizo donde el odio recae
sobre los que somos sin miedo.
Era un mundo muerto
que ni siquiera tenía ese espíritu bohemio o tempestuoso que,
finalmente,
puede resultar atractivo para melancólicos,
borrachos o cantautores de nostalgia entretejida.
Y entonces entendí que había que cambiar el mundo.
Aprendí a soñar.
La Chica de las Estrellas
no era especialmente guapa,
ni demasiado alta,
ni tremendamente graciosa,
pero era la persona con más ganas de ser feliz
que he conocido.
Era yo.
Y lo mejor de vivir en un mundo triste,
es transformarlo.

Escrito en versoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora