Bienvenido a la tierra de la mala cobertura y poca interacción humana

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Ricky quería mudarse a un lugar pequeño y apartado, pero esto no era lo que tenía en mente, en absoluto. La ciudad parecía normal cuando entró, pero a medida que se acercaba a su nueva casa, el cielo se volvía más oscuro. O al menos eso le parecía.

La atmósfera no era así cuando Ricky estaba echando un vistazo a cual casa comprar. Estaba buscando un lugar pequeño y alejado de la gran ciudad, y había encontrado uno. Él había crecido en una ciudad, y se estaba cansando de ella. Por no mencionar lo horrible que era vivir allí.

La cosa era que quería huir de todo eso. Y ya estaba en ello, a medio camino de la calle que llevaba a su nueva casa. Una camioneta llevaba el resto de sus pertenencias.

Ricky giró a la derecha para llegar a su nuevo hogar, y llegó al camino de entrada de esta. No tenía mala pinta, pero no era nada lujoso. Todo lo que necesitaba era un alojamiento, con eso le sobraba. Aparte podía remodelar la casa para darle un mejor aspecto.

Aunque él sentía que el vecindario parecía más oscuro que la primera vez que prestó atención. Había visitado el lugar varias veces, para ver la casa en persona por primera vez, y para traer todo a su nuevo hogar. No le dio importancia, pensando que su mente estaba jugando con él, como de costumbre, para hacerle cambiar de opinión sobre la casa en el último momento.

Ricky aparcó el coche, y salió de un salto. Se sentía como una madre de mediana edad manejando su vieja y desastrosa minivan. Su automóvil no era el mejor, obviamente, y estaba desgastado por el uso, pero le servía para ir de un sitio a otro y eso era lo que importaba.

Su antiguo amigo Austin, conducía la camioneta con sus cosas. Aparcó su vehículo y salió para reunirse con Ricky en el porche de la vivienda. Ambos habían pedido un par de días libres en el trabajo, para hacer todo lo posible con la mudanza.

"Esa era la última, ¿no?" Preguntó Austin señalando la camioneta.

"Sí", asintió Ricky "todo eso y las cajas de mi coche. Aparte de ello no hay nada más."

"Es una mierda que te vayas." Suspiró Austin.

"Lo sé, " Respondió Ricky "pero sabes cuanto tiempo he deseado que llegara este día, y que por fin dejara la cuidad."

"Ya." Dijo él "Será raro no tenerte por allí."

"Sí. Pero por otra parte aún te queda Alan. Y Tino y Phil."

"Y Aaron, y Shay." Interrumpió Austin.

"Exacto." Dijo Ricky con una pequeña sonrisa. "Estarás bien. Y aparte no es que fuera a desaparecer de la faz de la tierra. Todavía podemos mandarnos mensajes y eso."

"Verdad." Sonrió Austin.

"Bien, volvamos al trabajo." Dijo Ricky caminando hacia los vehículos del camino.

Ambos trajeron la última carga de cajas al interior de la casa, sudando y jadeando por el cansancio, aliviados de haber acabado.

"Debería volver a casa." Austin suspiró y ambos se dirigieron a la puerta.

"Claro." Ricky se encogió de hombros. "Luego me mandas un mensaje, ¿vale?"

"Por supuesto." Añadió Austin. "Nos vemos después."

"Adiós, Aus." Se despidió él, observando como su amigo entraba en la camioneta y desaparecía.

Ricky suspiró con fuerza, dejándose caer en una de las sillas que había colocado en el pequeño porche. Sacó un merechro y un cigarro de uno de sus bolsillos. Puso uno de ellos en su boca y le encendió rápidamente, disfrutando de su gran merecido descanso.

Estuvo allí por lo que parecieron horas, pero en realidad sólo habían pasado diez minutos. Veía los coches pasar, casi esperando que algo interesante sucediera. Pero en esta pequeña ciudad, cosas así apenas pasaban.

O al menos eso pensó Ricky.

Acabó su cigarro, e iba a entrar a su nuevo hogar cuando vio algo en lo que no había caído.

Otro humano. Los coches pasaban por el vecindario, y sin pensarlo detenidamente no eran gran cosa, pero en realidad eran personas.

Ricky miraba con discreción a la vez que la otra persona caminaba hacia el buzón, sacando lo que estuviera dentro, para luego dirigirse al camino de entrada.

Pero vio a el chico nuevo, y cambió de dirección.

"Hola, debes de ser el nuevo vecino." Dijo el extraño, sonriendo.

"Sí, soy yo." Respondió Ricky.

"¿Sabes? Nadie ha vivido ahí en quince años." Dijo el otro hombre. "Mi marido y yo llevamos viviendo en este lugar desde que éramos unos críos, y no hemos visto a nadie nuevo desde entonces."

"¿Enserio?" Preguntó con intriga.

"Sí. Aparentemente después de que un adolescente matara a su hermana, para suicidarse poco después no ha vivido nadie. Los padres se mudaron de país."

"Wow, eso es... Eso es agradable." Se rió Ricky para si mismo.

"¿Cierto?" Se rió el extraño en respuesta. "Me llamo Angelo, por cierto."

"Ricky." Se presentó el otro.

"Encantado, Ricky." Dijo Angelo. "Bienvenido a la tierra de la mala cobertura y poca interacción humana. Población: 17.2 o algo así. Seguro que te veo por ahí."

"Sí, igualmente." Se rió por los comentarios de Angelo. "Nos vemos."

Observó como el chico caminaba a su casa y entonces el se dirigió a su nuevo hogar.

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"¿Por que tardaste tanto?" Preguntó Ryan a la vez que su marido entraba por la puerta.

"Estaba hablando con el vecino." Respondió él, tirando el correo en la mesita del café.

"¿Nuevo vecino?" Preguntó de nuevo Ryan, levantando una ceja. "¿Por qué cojones querría alguien mudarse aquí? ¿Especialmente en esa casa?

"Lo descubriremos más tarde." Respondió Angelo. "Pero, Ryan, él tendrá nuestra edad, al menos podríamos intentar ser sus amigos. No hemos visto a nadie nuevo en años. Quizás podamos tener algo de compañía ahora."

"Ya tenemos compañía, Ange." Señaló Ryan. "Chis y Balz aún existen, ya sabes."

"Lo sé, lo sé. Pero ya me entiendes. Podríamos tener a alguien más con quien matar el tiempo."

"Pero ya sabes lo que eso significa, ¿no?" Preguntó Ryan.

"¿No...? " Respondió Angelo, confundido.

"Ange, vamos a tener que avisarle de toda la mierda que pasa aquí." Suspiró. "Ya sabes, como la oscuridad y la niebla envuelven el lugar. La gente cotilleando por todas partes. Y por supuesto, no nos olvidemos de Ghost."

"Vale, no vamos a decirle todo de inmediato." Dijo Angelo, estremeciendose al pensar en lo que escondía detrás de la puerta cerrada.

"En algún punto se lo tendremos que decir. Si no lo hacemos no sobrevivirá aquí."

"Lo sé." Suspiró Angelo. "Pero deberíamos esperar unas semanas. Acaba de llegar. No queremos que se asuste tam rápido."

"Vale, bien." Dijo Ryan. "Pero tendremos que decírselo. Sabemos más sobre el tema que nadie aquí. Llevamos en este lugar toda nuestra vida."

"Lo sé." Repitió Angelo, por lo que parecía la milésima vez en esa tarde. "Será pronto, ¿vale?"

"Sí." Respondió su marido. "Pronto."



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Nota de traductora:
La historia original está escrita por howsyourcoffeejesus así que todos los mensajes bonitos a su cuenta. Espero que os guste.

DISTURBIA (ghorror) ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora