Parte 10

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Duele... Todo mi cuerpo duele... Estoy confundido... Quiero abrir mis ojos, pero a la vez deseo seguir descansando... ¿Qué estaba haciendo?... Recuerdo el frío del suelo... Ese tipo... ¿Que buscaba él?... Ah, cierto, quería dinero... Quería mi polera... Mi objeto más valioso... Él trato de arrebatármela mientras acercaba su navaja a mi cuerpo... Duele... Una voz, yo la conozco, pero era más de una... Es cálido, un sentimiento muy cálido que hace tiempo no sentía... Debo abrir los ojos... Debo confirmar si este sentimiento sólo ha sido parte de un sueño...

Karamatsu abre sus ojos con lentitud, acostumbrándose poco a poco a la luz de aquella habitación. Su habitación.

¿Sólo fue un sueño?

Se endereza un poco y la sensación de dolor recorre todo su cuerpo. Se desabrocha el pijama, una gran venda cubre todo su vientre y se pueden ver varios moretones en su piel, pasa con suavidad una mano por su rostro, una gasa en su mejilla izquierda, una bandita en su nariz y otra más por su frente. Seguramente tenía más heridas en el cuerpo, pero ya lo confirmaría más tarde.

Fue real... Significa que ellos realmente llegaron a salvarme... Maldición, necesito contactar con Max y saber que ocurrió con aquel tipo... Podría terminar involucrándolos en un gran problema, tal vez deba llamar a los gemelos... Lo olvide... Rompió mi teléfono, mi ropa, mi... No... Eso no... ¡¿En dónde está?!

Pese al dolor que sentía en el cuerpo se levantó de inmediato mirando a su alrededor.

Debo hallarla... seguramente se quedó en la calle.

Con pasos lentos avanzo hasta la puerta, la deslizo y se dispuso a bajar las escaleras, por más que deseaba correr su magullado cuerpo se lo impedía, solo dos escalones más y estaría cerca de la salida, pero el cansancio le traiciono haciendo fallar sus rodillas, perdiendo así el equilibrio.

Cerró sus ojos en espera del golpe, en cambio un brusco movimiento le detuvo en el aire, su brazo izquierdo era sujetado con fuerza, por desgracia aquella mano ejercía presión en la herida que tenía. No pudo evitar soltar un quejido.

- Lo siento – Osomatsu bajaba al mismo escalón que él, soltó su brazo mientras aseguraba un firme agarre por la cintura del segundo para evitar que cayera - ¿Qué se supone que haces? –

- ... pensé que no había nadie en casa – con ayuda del mayor caminaron hasta la sala de estar, al deslizar la puerta Karamatsu fue el centro de atención de aquellos cuatro pares de ojos.

Mierda...

Ahora más que nunca deseaba salir corriendo, ya se estaba imaginando todos los insultos que estaba por recibir, seguido de preguntas insistentes. Realmente no deseaba estar ahí, pero sin la fuerza para oponerse, se adentró con el mayor hasta quedar ambos sentados frente a la usual mesa del centro, cada movimiento fue seguido ante la silenciosa mirada del resto.

- Karamatsu niisan... - Choromatsu se acercó y tomo lugar frente a él.

Jyushimatsu imito la acción y se sentó entre Choro y Oso.

Maldita sea... Ya van a empezar ¿No?

Todomatsu se aproximó sentándose al lado derecho de Karamatsu. Ichimatsu se mantenía en una esquina, solo observando.

- ¿Cómo te sientes? – preguntó Totty con una dulzura que no parecía ser fingida.

- ¿Eh? – Karamatsu no pudo evitar un rostro de confusión, esperaba de todo menos una pregunta por su estado.

- ¿Quieres agua Karamatsu niisan? – ahora Jyushi le preguntaba con su gran sonrisa.

- Si tienes mucho dolor podemos darte el medicamento ahora – Choromatsu sugirió con una leve sonrisa.

Karamatsu es...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora