Capítulo 19

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Vanessa

-Vamos hermosa- dijo aquel viejo con una sonrisa rara- ven no te haré daño sí, sólo jugaremos un rato- me guiñó el ojo. Qué asco.

-No idiota, aléjate, ya te lo dije – me alejé lo más rápido posible.

-No te hagas de rogar ¿quieres? No tengo mucha paciencia para ti hoy día –se acercó tan rápido que no alcancé a esquivarlo haciendo que él apegara su asquerosa anatomía al mío Agarró mi brazo fuerte, me giró y sólo logré sentir un fuerte dolor en mi mejilla.

-¡Déjame! No te he hecho nada – escupí sus zapatos.

-¡Maldita desgraciada! ¡Sólo debes hacer lo que te digo!- gritó volviendo a pegarme pero esta vez en las costillas.

-¡No!- intenté protegerme- no quiero. No me acostaré contigo ni haré tus trabajos.

-Pues te jodes, querida. La droga no se envía sola.- me agarró del brazo. – o es que quieres perder a alguno de tus hermanos- sonrió.

-Asqueroso. Eso eres- respondí rezongando- Puedes pegarme y hacer todo lo que quieras pero a mis hermanos no!

De repente ya no estaban ellos y había un callejón largo y muy oscuro. Caminé con miedo y estaba Bella amarrada a una silla, maldita sea suspiré agitada. Corrí hacia ella pero antes de que llegara ese tipo estaba de nuevo pero detrás de ella amenazándola con un arma.

-¡Déjala! –Grité desesperada. Bella lloraba y eso rompía mi corazón-

-Tarde- dijo y apretó el...

-¡NOOOOOO!- Abrí los ojos y... ¿dónde estoy? Me senté, estaba sudando y recordé que era una de las habitaciones que me había prestado Gus para mi estadía en su casa. Mierda esos sueños no paraban, al menos sólo fue eso. Desde que entré a trabajar en Inferno he pasado por muchas cosas, involucradas con sexo y drogas, a veces me vi obligada a aceptar en el área de las drogas por seguir con mi trabajo, gracias a Gustavo hoy estoy lejos de ese mundo o eso espero. Hablando de Gustavo ayer en la noche fui muy seria con él ni siquiera me despedí, pero hoy me portaré mejor, intentaré ser mejor con él, se lo merece. Me levanté de la cama y entré al baño que se encontraba en el pasillo con mis cosas en la mano. Necesitaba un baño y por el sol que asomaba a través de las ventanas deduje que ya no era tan temprano. Me metí a la ducha, me limpié con mucha fuerza recordando tantas cosas de mi pasado. Ya lista me vestí arreglé todo y volví a dejar mi pijama a la que era mi habitación para bajar a preparar el desayuno.

Abajo no había nadie, vi el reloj de la cocina y eran apenas las 8 de la mañana de un día sábado, claro deben estar durmiendo aún. Para distraerme decidí buscar mi celular y audífonos para entretenerme mientras preparaba el desayuno para los tres que éramos en la casa, quería hacer algo por Gus. Calenté el agua y tosté el pan al ritmo de Ed Sheeran, busqué unas cuantas cosas del refrigerador y las dejé en la mesa, preparé algunos sándwich y coloqué las tasas en la mesa. Estaba todo listo cuando veo siluetas fuera de la cocina. Me saqué los auriculares y vi a Gus solamente en pantalones de pijama al igual que Drew, entrando con cara de obviamente recién despertados. Cuando Gus dejó de rascarse los ojos abrió sus ojos como platos y me sonrojé. Quizás no le guste que se metan tanto en su cocina o algo así.

-¿Lo has hecho tú?- preguntó Gus.

-Em sí, yo sólo quería ser gentil, luego de lo de anoche- agaché mi cabeza.

- Hey hey! Vamos levanta esa cabeza- se acercó Gus levantado mi cabeza con su suave mano.- gracias enserio, esto no me lo esperaba.- sonrió.

-No es nada- devolví la sonrisa ya relajada- ¿quieres café?

- Bueno.- seguimos mirándonos por algunos segundos, su mirada era tan intensa que me ponía nerviosa.

-Hey tórtolos! –gritó Drew- estoy acá aún, no me he ido- se burló. Qué vergüenza, moví mi cabeza y me alejé en busca del agua.

Nos serví el agua y desayunamos tranquilos, con algunas risas que provocaban Drew y Gus con sus peleas, ambos parecían niños pero se veía divertido. Nunca tuve una amiga así, además de Cindy, pero a ella la conocí en la oscuridad de mi vida, nunca tuve una amiga desde pequeña, nadie me aceptaba por ser muy desarrollada. Muchos años sufrí el que mi cuerpo quisiera convertirse en el de una adolescente tan rápido. Pero bueno es lo que pasa en la vida, unas tienen y otras no, unas antes y otras después.

Seguimos con la conversación hasta que Drew dijo que iría a cambiarse de ropa, quedando solas con Gustavo. Cuando lo vi, él me miraba con una sonrisa tremenda en su cara.

-¿Qué pasa?- pregunté divertida.

-Nada. Sólo que eres muy linda. –sentí mis mejillas arder, y por Dios que vergüenza ya se dio cuenta.

-Gracias, supongo- sonreí a él.

Se viene lo intensoo.

Inferno [En edición]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ