DOS

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"Just believe someday you'll find your hard times gone
Try not to look back on your yesterday

So keep on dreaming for tomorrow
Don't you think you're lonely
Don't give up the loving"

—¿No crees que esta canción es demasiado rosa? —El joven se quitaba los audífonos con una expresión de cansancio y a la vez, su típica faceta de aburrimiento que todo el mundo conocía de él. Podía dar las fiestas más increíbles dignas de sus canciones, pero el semblante serio no se lo quitaba nadie.

—Para nada. Creo que será un éxito.

Otabek bufó. Llevaba semanas trabajando en una canción nueva, que al final terminó por aburrirle y siendo algo de lo cual no se sentía satisfecho para nada. Era su peor temporada. Debía viajar en unos días fuera del país para la semana de apertura de la temporada bohemia del año, pero su cabeza estaba dando vueltas por lugares en los que no debería estar dándolas. Debía concentrarse si quería estrenar un tema nuevo en la apertura; era el segundo en salir y aunque ya tuviera experiencia en aquello, los cabellos de su brazo se erizaban con el tal pensar que no sorprendería igual que antes.

"Quedarse sin inspiración es como estar muerto". Otabek tenía apenas diecinueve años y dos en la industria musical. Su primer tema había sido un éxito para la sorpresa de todo el mundo, que creía que Otabek no era nada más que un joven serio que mezclaba música por diversión en su habitación. Había revolucionado la rama de la electrónica con el potente remix de una vieja canción y después de aquello, su nombre había viajado por todo el mundo.

Pero aquella temporada le estaba hundiendo la cabeza en el retrete. Le estaba pateando la entrepierna tan fuertemente, que debía pensar en algo rápido si no quería ser olvidado rápidamente. Recién estaba comenzando, no podía permitirse hundirse antes siquiera de poder despegar sus nuevos temas y dejarle al mundo ver su verdadero talento.

—No creo que haya ningún problema si no quieres usar el nuevo tema. De todas formas, las entradas se acabaron el primer día de ventas. —Le recordó su mánager, desde el otro lado del estudio. Era un hombre con el doble de décadas que él, con una cara llena de ambición y deseos de lucrar con cualquier cosa. Otabek no era la excepción.

El joven asintió. Su vida se estaba volviendo un caos después de todo. Debería dejar de temerle a que la audiencia no lo quisiera, cuando en realidad todos deseaban ver más de él y de su trabajo.

Terminó mirando a su mánager con la mandíbula tensa y asintiendo. No se sentía con ganas de elaborar una respuesta y menos de hablar. Aquello se sentía demasiado pesado.

—Da igual, guardemos la copia de la canción y la llevas contigo allá. Quizá te pueda servir en algún momento.

Otabek asintió, sin mucha convicción.

Otabek asintió, sin mucha convicción

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DJ OTABEK ¡! (OtaYuri)Onde histórias criam vida. Descubra agora