TRES

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@Otabek-Alt: Esta temporada abrirá el sábado conmigo en la fiesta. Saldrá una nueva venta de entradas para los rezagados. Link en mi bio.

Yuri sintió como un remolino de sentimientos se revolcaban sin piedad en su estómago y no sabía qué hacer al respecto. Solamente faltaban dos días para el sábado, y no tenía idea de cómo sentirse acerca de ello. ¿Debería estar nervioso o ansioso? ¿O ambas?

—Yuri, despierta —Le llamó la cantarina voz del hermano de Mila. Yuri primero se miró los zapatos: su par preferido de zapatillas urbanas con motivos de leopardo que su abuelo le había regalado por su cumpleaños hace unos meses. Tenían el estampado que tanto le gustaba, más el color rojo que combinaba con su chaqueta de la academia de danza. Observó a Victor, el actual comprometido con su novio japonés, y soltó un bufido cuando lo vio esperándolo desde afuera del coche con una sonrisa de felicidad pura. No sabía cómo era el sentimiento de felicidad del que Victor hablaba por estar comprometido y enamorado, pero con tan sólo ver su expresión de eterna felicidad le causaban ganas de devolver su desayuno rápidamente y sin arrepentimientos. Aquella pareja le irritaba tanto que cada vez que le veía juntos hacía gestos de burla y de asco, aunque en el fondo les tenía un gran cariño. No se entendía ni a sí mismo.

—¿Qué es lo que quieres? Ve tú, yo me quedaré aquí. No me interesa lo que tengas que hacer en... —Yuri asomó su rubia cabeza por el hueco del deportivo del hermano de Mila y se sorprendió al ver en el lugar que se había estacionado. Estaban al borde de la acera de la salida del gran aeropuerto de San Petersburgo, donde una gran cantidad de personas arrastraba maletas y equipaje, mientras que el bullicio de la multitud y de los motores de algún avión se escuchaba de fondo—. Hey viejo, ¿qué mierda hacemos aquí?

—Cuida tu vocabulario —Contestó el peliplateado, con una mueca de disgusto mientras veía su bello anillo hacer contraste con la luz del cielo—. Y aprende a escuchar. Te dije que pasaríamos a buscar a un amigo de mi Yuuri al aeropuerto hoy y no me diste ni la hora. Luego hablaremos.

Y como si fuera una obra teatral (si había alguien que se merecía el título de "Rey del drama" por encima del teatral Georgi Popovich, era el platinado), cerró la puerta de su propio deportivo con un portazo, dejando al ruso menor con una especie de interminable confusión en su mente y con ganas de patearle el culo. Nadie le cerraba la puerta de Yuri Plisetsky.

—¡No eres mi papá, viejo de mierda! —Gritó sacando su cabeza por la ventana y en voz demasiado alta como para que hasta los de embarcación le escucharan, haciendo que todos giraran la mirada al pequeño punk que gritaba desde aquel deportivo negro. "Qué niña más molesta", pensaron algunos mientras volvían su cabeza a lo que estaban haciendo, mientras que Yuri devolvía su cabeza roja de la vergüenza dentro del coche e intentando encontrar alguna forma de poder llenar el tapiz del coche con la suela de sus zapatos antes que Victor llegara.

Las gotas de sudor comenzaron a bajar por su frente tan lentamente que Yuri pudo sentirlas rozar cada uno de sus blanquecinos poros. Se pasearon por sus sienes, haciendo un lento recorrido de ida y sin pasaje de vuelta; no había marcha atrás. E unos minutos el kazajo que había conocido en la fiesta del novio de Victor estaría ahí, en el mismo coche que el pequeño rubio. Se sorprendió a sí mismo al darse cuenta que a veces su pena le ganaba. No había intentado buscarlo luego de haberlo visto por primera vez, y no sabía si sentirse bendecido o desgraciado por aquello. De todas formas, lo que está destinado a pasar no puede corromperse, por más que Yuri lo deseara con todo su ser. Otabek Altin posaría su trasero —oh, Yuri, deja de pensar eso— en uno de los asientos del coche dentro de muy poco, y él no podría detenerlo.

DJ OTABEK ¡! (OtaYuri)Where stories live. Discover now