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Jared

—¿Te puedo untar bloqueador en la espalda, esposa?—Miré pícaro a Ana.

Era ya nuestro tercer día en Honolulu, la hermosa isla estadounidense es un completo paraíso, las playas son majestuosas, las personas agradables y la comida deliciosa.

Bueno, Ana ya se ha probado casi toda la comida de la isla. Con su pequeño embarazo como ha comido y vomitado. No le importa nada que no sea comer.

—Claro, Esposo.

Ella me mostró una enorme sonrisa y se colocó boca abajo en la enorme silla de extensión. Tomé el bloqueador en mis manos y vertí el pegajoso contenido en la espalda de Ana. Comencé a acariciar su bonita espalda con mis manos, pude escucharla suspirar.

—Dios—Suspiró— Esto es lo más sabroso del mundo— Reí— Tienes que dedicarte a ser masajista.

—¿Estás segura de eso, nena?—Susurré sobre su oído.

—Uhm, no— Solté una carcajada—Mejor no, eres un hombre muy guapo y después van a querer muchas mujeres que les acaricies el cuerpo— Menos mal que está de espaldas y no puede ver mi sonrojo— Eres mío y lo dejé muy claro sobre el altar.

—Me consta—Reí.

Deslicé mis manos por su espalda y fijé la vista en sus glúteos. El hermoso bañador negro le queda tan perfecto que quiero quitárselo.

—Cálmate, Jared—Susurré para mí y tomé aire— Es un lugar público.

No puedes comenzar a pellizcarle los glúteos o darle una manotada.

—¿Por qué te detienes?— Su voz me sacó del pequeño trance, pero aún miraba sus glúteos.

—Tu trasero me desconcentra— Mordí mi labio inferior y ella se giró para reírse.

—¿Nunca dejarás de ser así?— Ella me miró con una ceja arqueada.

—Nop—Sonreí— Me gusta ser así.

**

Ana y yo caminábamos de la mano por el centro de la isla. Decidimos turistear y comprar cosas para nosotros. Ella, mientras tomaba mi mano con la izquierda con la derecha comía un cono de helado.

Su mayor preferencia de comida es dulce.

—¿Me das?—Le pregunté con una sonrisa.

—Toda la noche, bebé.

—Me refiero al helado, Ana— Hablé entre risas.

—Ah, no —Ella me sonrió juguetona y arrugó su nariz.— No quiero compartir contigo.

—¡Soy tu esposo y yo mismo te compré ese helado!— Le hice un puchero.

—Vale, ten—Ella me ofreció de su helado y comí un poco— Llorón.

—Siempre caes ante mí—Le miré con una sonrisa burlona.

Ella se desprendió de mi agarre y salió corriendo a unas tiendas, fui tras ella y me enternecí al ver la escena que se posaba ahora ante mis ojos. Ana veía con ojos tiernos aquella tienda de cosas para bebés mientras que acariciaba su abdomen suavemente sobre la ropa. No pude resistirme, así que saqué mi celular y le saqué una foto.

—¡Hey!— Habló al darse cuenta de que le había tomado una foto.

—¿Qué?—Me encogí de hombros— Esta va para mi nueva carpeta de fotos sobre ti.

—¿Nueva carpeta?—Mi esposa se acercó hacia mí y fijó la vista en mi celular.

La foto se ha guardado en la carpeta Mrs. Jatar

—Aw— Me impresioné al ver que comenzó a llorar— ¡Eres el mejor esposo del mundo!—Me abrazó y sus lágrimas brotaron con más fuerza.

¡¿Qué le dio?!

—¿Por qué estás llorando?— La alejé un poco de mi para verla a los ojos y ella sorbió su nariz.

—¡No lo sé!— Volvió a tomarme con sus brazos.—Creo que es el embarazo.

Demonios... Y aún faltan nueve meses más de hormonas, vómitos, comida a montones y muchos golpes a mi billetera.

**

—¡Vamos! —Ana saltó sobre mi vientre, haciendo fricción en nuestras intimidades—¡Otra ronda!

Ya era la tercera ronda y mi cuerpo no daba para más, es decir, a mi fiel compañero le encanta la situación que estamos viviendo, pero mis pobres articulaciones no pueden ni moverse.

—Estoy cansa...—Solté un gemido al sentir como sus manos acariciaban mi masculinidad.

—Yo no—Ella soltó una risita malévola y comenzó a acariciarme más a prisa.

No pude contestar y ni mucho menos negarme, los gemidos y el placer se había apoderado de mi cuerpo nuevamente. Había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido hace unas horas. Ella sin vergüenza alguna se colocó bien sobre mi y unió nuestras intimidades.

**

—¡Me haz violado!—Le grité desde el baño mientas me duchaba.

Ella sabiendo aún que mis piernas no respondían tomó mi intimidad, la unió con su feminidad y comenzó a hacer una de las suyas. No voy a negar que me resultó tan excitante que tomara las riendas pero no iba a darle el gusto.

—¡Te ha gustado, no te quejaste en ningún momento!—Ella me gritó desde la cama.

Me quedé callado dándole la razón. Di un respingo al sentir como ella abría y cerraba la puerta del baño. La miré un tanto confundido, mientras que ella soltó una risita malvada y comenzó a quitarse la ropa.

—¡Otra ronda no!— Ana entró a la ducha y me arrinconó a la pared. Mis mejillas comenzaron a arder al sentir como sus labios se posaban en mis pectorales, depositando un pequeño beso.

—Tranquilo, te violaré mañana— Me hizo un guiño travieso.

Si esto va a ser así con cada embarazo pues...

¡Me voy a encargar de embarazarla seguido!

-.-.-.-.-.- 

¡Ana embarazada! ¡Se prendió esta mierdaaaaaa!

Regresó la parejita más bonita y graciosa del mundo :v okno xDDD

No olviden darle amor a este libro, dejarle la estrellita y opinar sobre su Luna "Alocada" De Miel 

Nos leemos luego, 

Las jamón. 

Bai bai. 

Ness

El Mejor Amigo De Mi Tío: Mi Esposo (Book#3)Where stories live. Discover now