Extra 3

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Jared

No tenía idea de lo que estaba haciendo, pero me esfuerzo un montón.

—Zoe, harina.

—¡Harina!—Mi pequeña chica me pasó la harina y la esparcí por la mezcla.

—Azúcar.

—¡Zucar!— Chloe me entregó el azúcar y le coloqué una taza a la mezcla.

—Hue-

—¡Vuela pollito, vuela!

Y vi como se impactaban contra la pared de la cocina dos huevos, miré muy enojado a Noah y este salió corriendo a esconderse por ahí. Tomé aire y simplemente negué con la cabeza mientras yo mismo alcanzaba un huevo.

Era el día de las madres.

Ana todos los días del padre siempre me hacía el desayuno y me lo llevaba hasta la cama, a la vez de que me consentía todo el día, me daba un regalo y por supuesto me regalaba algún dulce que me encantara.

—Papi, apague el celular de mamá— Chloe me sonrió

—Esa es mi chica— Besé su nariz para luego colocar la mezcla en el horno.

**

Pues, las tostadas se me quemaron nuevamente y el pastel de chocolate no subió ya que había olvidado colocarle levadura. Miré la bandeja y coloqué ambas manos en mis ojos simplemente para no verla.

Mis tres hijos reían a carcajadas.

—Deberían ser buenos con papá, no malos— Miré a los tres fingiendo estar enojado.

—Se ve feo, yo no me lo comería.

Ok, Noah acaba de romper mi corazón.

Tomé la bandeja en mis manos, Zoe llevaba el regalo de Ana, un libro. Chloe llevaba en sus manos un pequeño ramo de rosas que había encargado ayer y Noah tenía en sus manos el trozo de pastel, mi ojiazul luchaba realmente con su interior para no comerlo.

—Papi—Miré a Noah y este vio el pastel— Quiero.

—Ese es para tu madre, el tuyo está en la mesa de la cocina— Noah asintió de mala gana.

—Yo te ayudo— Zoe me ayudó a abrir la puerta.

Me sonrojé al ver a mi esposa. Ana estaba boca abajo, uno de sus brazos reposaba bajo la almohada, mientras que el otro se encontraba sobre el colchón, solo tenía una camiseta mía y su ropa interior.

Atrás impulso pervertido, hay niños presente.

—B-bien—Suspiré—Noah, despierta a mamá.

—¿Puedo comerme su pastel antes?

—No— Las gemelas le miraron mal.

Noah dejó el pastel sobre la mesa de noche y se acercó a su madre, la observó por unos segundos y me vio con una pícara sonrisa. Chillé y las niñas igual al ver como Noah impactaba su pequeña mano en el glúteo descubierto de su madre.

—¡Por amor a Dios, Noah! ¡Eso no se hace!— Ana comenzó a moverse un poco. Puede caerse el mundo y ella simplemente duerme.

—¡Tú lo haces!—Mi hijo me sacó la lengua.

—¡No es lo mismo!

—¡Sí, lo es!

—¡Aw, gracias mis bebés!— Noah y yo dirigimos nuestra mirada a Ana y las gemelas.

El Mejor Amigo De Mi Tío: Mi Esposo (Book#3)Where stories live. Discover now