Parte 7

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Recargada contra una de las paredes Marinette miraba a aquella débil figura encadenada, su mirada estaba neutral más sus ojos reflejaban a su corazón manipulado por él odio, ¿Cuánto tiempo llevaba observándole? No tenía ni idea estando en esa oscuridad donde apenas un par de velas lograban iluminar un poco le hizo perder la noción del tiempo.

Una jaula dorada estaba aún lado de la azabache, dentro se encontraba otro kwami parecido a una pequeña tortuga.

-Tienes un buen rato ya sonriendo viejo estúpido ¿Qué planeas? – hablo directamente, él apenas alzo su mirada a Marinette.

-Todo a su tiempo querida, todo a su tiempo.- le dijo aun sonriendo, Marinette arrugo la frente, odiaba que ese viejo le hablara de esa forma, cada vez le era más difícil sacarle información.

-Sabes.- comenzó a decir ella tomando el libro que descansaba sobre la pequeña mesita donde las velas les iluminaban.- aun no consigo descifrar todo el libro más me eh encontrado con algo interesante. Los kwami están conectados con sus portadores de una forma muy curiosa lo que pasa con ellos le pasa a su protegido.

-Es por eso que quieres que te diga el secreto de la página faltante, el que claramente dice que y cómo hacer para que ambos se fusionen eternamente.- le respondió audaz, Marinette sonrió sin si quiera dirigirle la mirada, las cosas estaban marchando de acuerdo a su plan.

-Sé que no hablaras muy fácil, eh intentado de todo y me eh contenido por hacer que hables pero ahora...tu gran guardián ya no eres de mi interés, tengo un objetivo nuevo a la vista.- sus orbes azules se centraron en la jaula dorada donde estaba el kwami, Fu le miro con el ceño fruncido sabía que Wayzz no hablaría a pesar de lo que fuera que ella le hiciera.

La puerta de esa prisión se abrió, la luz natural le irrito los ojos a Fu quien aparto su mirada, la puerta fue cerrada rápidamente, y la figura de Adrien comenzó a distinguirse en la oscuridad, Marinette seguía ojeando el libro como si este fuera más interesante que lo que pasara a su alrededor, sonrió al detenerse en una página.

-Sabes viejo tonto, cuando mi bichito pone esa dulce sonrisa en sus labios es porque algo "bueno" pasara.- dijo Adrien, extendió algo lo cual la azabache tomo en sus manos.

-Gracias mi gatito.- su tono de voz fue un poco aniñado, sus gestos infantiles que para Adrien fueron gratos a Fu le causaron cierta incomodidad, así como intriga por saber qué nuevo "juguete" de tortura le trajo esta vez.- me intriga saber si lo que dice este libro es verdad.

Marinette se inclinó ante el quedando a unos cuantos centímetros de él, Fu abrió los ojos de par en par al ver lo que ella le mostraba.

-Esto será divertido.- exclamo Adrián tomando la pequeña jaula dorada con el kwami y lo colocaba por arriba de las llamas de las velas.

-Los kwami no son inmunes a nada y el libro me revelo algo muy curioso pongámoslo a prueba.

-¡Detente!- exclamo Fu, ambos le miraron con sonrisas triunfantes en sus rostros.- Les diré lo que quieren saber.- dijo desganado.

-Por desgracia antiguo gran "maestro" ya no podemos fiarnos de tus palabras.- Adrien se mostraba serio y sumamente frio, incluso la misma Marinette se sentí incomoda cuando él tomaba esa faceta.- Marinette

La azabache asintió caminado hasta donde el kwami dejo caer un par de pétalos dentro del a jaula, para después comenzar a quemar el pequeño ramo que Adrián le había entregado, Wayzz se ha susto al ver de qué tipo de flores se trataba, tenía que ser fuerte, no podía traicionar a su maestro. Más su poder no serbia de nada estando en esa jaula que le reprimía su energía.

Los amos del malWhere stories live. Discover now