Capítulo 2: Atormentado

1.3K 122 43
                                    


Los años fueron pasando, Brisa, trató de sobrellevar la muerte de su padre y su nuevo estado, se la pasaba triste, entre Gloria y Manuel, la animaban, trataban de sacarle una sonrisa, pero era inútil, las palabras de su tía Lucrecia, las tenía clavada en su cabeza, de alguna manera, había creído en su culpabilidad.

Brisa creció, convirtiéndose en una joven bastante hermosa, decidió estudiar diseño de interiores, ya que siempre le gustó decorar la casa. Desde pequeña tuvo muy buen gusto y muchas ideas, recibió el apoyo de su tía Gloria y de su padrino Manuel. Lucrecia nunca fue partícipe de sus decisiones, no perdía tiempo en restregarle su discapacidad, pero poco a poco y con ayuda de la gente que la amaba, fue olvidando un poco el complejo, tenía muchos amigos, y aunque casi no le gustaba salir, siempre se divertía con ellos cuando la iban a visitar. Aprovechaba el tiempo haciendo bocetos ya que de la ciudad llegaron a ver sus creaciones gracias a su amiga Rebeca quien los mostraba a las amigas de su madre cada vez que iba con ella a la ciudad.

Brisa era muy buena en lo que hacía, le gustaba dibujar y aprovechaba la mayor parte del tiempo que no estaba ayudando a su tía Gloria, para  empezar a hacer los bocetos del interior de las casas, dibujaba cortinas, muebles, y otras cosas que le gustaría colocar, también tenía afinidad por los vestidos, aunque no los usaba con frecuencia, en algún lugar de su corazón, guardaba la esperanza de un día poder lucir sus creaciones.

Acapulco......

Claudia: Amor, por favor apúrate, quiero llegar a tiempo, nos perderemos el show y no quiero (dijo colocando el collar que su esposo le había regalado).

Gabriel: Amor, creo que es mejor que te adelantes, Sebastián me acaba de llamar y dentro de un rato tendremos una conferencia, perdón (dijo acercándose a ella).

Claudia: Es increíble Gabriel, vinimos aquí a relajarnos a disfrutar como pareja, y resulta que te vas a poner a trabajar (dijo bastante molesta).

Gabriel: Mi amor por favor no te enojes bebé, te juro que serán unos minutos (dijo tratando de besarla, pero ella se apartó).

Claudia: Sabes qué?, mejor me voy a disfrutar del show, si quieres quédate aquí, pero yo, me voy sola, adiós.

Gabriel: No, Claudia espera, no te vayas, no vas a bajar sola, eres mi esposa (dijo gritando, pero ella había salido dejándolo con la palabra en la boca). Maldita sea (dijo enojado). Después de un rato tocaron la puerta, era una camarera que traía un servicio a la habitación. Señorita, yo no pedí nada, es un error.

.......... No se preocupe señor, es cortesía del hotel, siempre le hacemos una bienvenida a las suite matrimoniales, qué lo disfruten (dijo con una sonrisa coqueta y salió dejándolo desconcertado).

Gabriel: Mi amor, sé que no debería estar trabajando, pero te prometo que en cuento termine este proyecto, te llevo de vacaciones a Europa (dijo para sí mismo y se sirvió una copa de Champagne mientras esperaba la conexión). Después de un rato, empezó a extrañarse de que Claudia no regresara, se sentía culpable por no haberla acompañado, pero sabía cómo se ponía cuando se enojada y lo más probable era que ni siquiera lo escuchara.

Por un momento sintió que su pecho se aceleraba, se sentía eufórico, tenía unas ganas enormes de estar con su esposa, sentía que la cabeza le daba vueltas, se levantó y de pronto la puerta se abrió.

Gabriel: Claudia?, mi amor eres tú?, dijo tambaleándose y solo sintió cuando unos labios apresaron los suyos de manera desesperada, ese beso sabía diferente, no era como los que ya estaba acostumbrado, pero aún así, le correspondió desesperadamente, la necesitaba, necesitaba a su esposa, deseaba hacerle el amor desenfrenamente. La cargó en sus brazos como pudo, la llevó a la cama, la desnudó, la besó completamente, estaba extasiado, nunca se había sentido así, quería poseerla de todas las maneras posibles, besó sus senos, besó su cuello, necesitaba entrar ya en ella, como pudo se sacó los bóxer y entró en ella con desesperación y desenfreno, ella solo gimió, sus movimientos se escuchaban por todos lados, estaba desesperado, sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, varias embestidas más, y se vació dentro de ella, sintiendo que se le iba la vida con aquella reacción.

Completamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora