Capítulo 43

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Gabriel

Sentí un nudo en la garganta, mi pecho subía y bajaba, sentía mi cuerpo ahogarse, ¿cómo es posible que tuve en mis narices a la culpable de toda mi desgracia? y no lo pude ver. ¿Cómo fue capaz de hacerle eso a su propia hermana? Solo por su maldita envidia. Tenía que verla, tenía que escupirle en la cara lo que la aborrezco y que le haré pagar todo el daño que me hizo.

Gabriel: Cecilia, abre la maldita puerta  (dijo tocando fuerte), abre!

Cecilia: Gabriel, pero qué te pasa? (dijo cuando abrió la puerta y este se le fue encima), te voy a matar maldita desgraciada (dijo apretándole el cuello).

Gabriel: Por tu culpa, por tu maldita culpa Claudia y mi hijo están muertos (dijo apretando el agarre del cuello fuertemente mientras ella hacía intentos por liberarse).

Cecilia hacía intentos de liberarse de ese agarre, pero la fuerza de Gabriel se lo impedía, le pegaba en el pecho, y poco a poco su rostro fue tornándose rojo y el aire no llegaba a sus pulmones.

Gabriel: Te voy a matar desgraciada (Estaba fuera de sí, pero en un momento, en su mente el recuerdo de Brisa y su hijo le obligó a soltarla haciendo que ella cayera al piso y empezara a toser con dificultad). Eres una desgraciada, ¿cómo pudiste hacerle esa cochinada a tu hermana?, qué diablos es lo que tienes en el pecho?, siempre pensé que eras calculadora, egoísta y envidiosa, pero nunca me pasó por la cabeza que fueras capaz de hacer esa porquería (dijo con rabia y dolor mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas).

Cecilia: Ga-Gabriel (dijo tratando de normalizar su respiración), yo te puedo explicar (dijo asustada y llorando), yo no quería que muriera, solo quería separarla de ti, ella se metió en mi camino, tú eras para mí, yo te amo (dijo acercándose a él, pero él la apartó bruscamente).

Gabriel: No te atrevas a tocarme, me das asco (dijo con desprecio). Tu no amas a nadie, el amor no lastime, el amor cuida, protege, tu lo único que quieres es a un hombre para exhibirlo como un trofeo, un hombre que cumpla tus caprichos, eres una envidiosa, siempre envidiaste a Claudia, pero ni aún ella no hubiera aparecido en mi vida, yo nunca me hubiera metido con una mujer como tú, eres un ser podrido, y escúchame bien (dijo amenazándola con el dedo), esto que hiciste me lo pagarás, de mi cuenta corre que pases tus días en una maldita cárcel como la basura que eres (dijo con amargura).

Cecilia: No, no mi amor, escúchame yo te amo (dijo arrodillándose y agarrando las piernas de Gabriel, mientras este trataba de quitársela), yo puedo darte todo lo que tu deseas, puedo hasta darte un hijo.

Gabriel: Quítate (dijo apartándola bruscamente de él), Dios me libre algún día de que tú seas la madre de mis hijos (dijo con odio), gracias a Dios a mi vida llegó una mujer que me ha hecho el hombre más feliz de este mundo, una mujer que me sacó de Fango donde por tu culpa estaba, una mujer que me dará el regalo más grande que se le puede dar a un hombre, un hijo fruto del amor, del verdadero amor que tú nunca podrás sentir (dijo y salió del departamento, sentía que si seguía en ese lugar podría cometer una locura).

Cecilia: No por favor Gabriel escúchame, lo hice porque te amo (dijo mientras salía detrás de el), ella no era mejor que yo, yo te amo (dijo mientras veía como Gabriel se subía a su camioneta), Gabriel!, gritó (mientras cruzaba la calle e iba detrás de la camioneta, de repente un fuerte estruendo se escuchó y Cecilia voló por los aires impactando su cuerpo con el pavimento).

Completamente EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora