Capítulo Siete

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Había elegido un mal momento para dormir una siesta, si es que así se le podía llamar a caer varios metros por una escalera y quedar inconsciente en el suelo. El espectro que yacía frente a mí dominaba por completo la situación, transformándome en un espectador inmóvil y aterrorizado.

Su rostro, aún con aspecto cadavérico, conservaba un gran parecido con la foto de la cédula de identidad que había encontrado en la planta baja del hotel. Tenía la apariencia de una pobre abuela, de esas que encontramos barriendo la vereda a las ocho de la mañana. ¡Pero su voz! Su voz era escalofriante y parecía provenir de todos lados al mismo tiempo. Sonaba como mil voces idénticas reproducidas al unísono.

-¡Lamento mucho que te hayas lastimado! Pero estoy feliz de que puedas escucharme- Dijo la vibrante voz, al mismo tiempo que acercaba su cara a centímetros de la mía.

-Se que no podés responder, pero no importa. Necesito que escuches atentamente lo que voy a decirte ya que no tenemos mucho tiempo-

-Fue muy difícil contactar a alguien en todos estos años. Pasó mucho tiempo ¡Largos y asquerosos años! Más de los que una persona hubiese podido soportar- La tétrica figura se deslizó lentamente a mí alrededor ubicándose detrás de mi cabeza, donde no podía verla.

- Desde que mi alma se desencarnó, los otros no dejan de aterrorizarme, me maltratan, me torturan cada vez que pueden y ríen, ¡Ríen con histeria! ¡Esa es su felicidad! Pero ahora se terminó...

La voz cambió drásticamente volviéndose más demoniaca.

- ¡Ahora estás acá para ayudarme! Como nadie pudo ayudarme cuando estaba desangrándome a manos de esa estúpida. Pero nada de eso importa porque vas a liberarme de estos asquerosos muros-

A pesar de que una extraña fuerza me impedía hablar o moverme, me hubiese quedado inmóvil de igual manera al escuchar estas palabras dichas con tanta vehemencia y odio acumulado.

-¡Mi familia me dio la espalda! Se llevaron mi cuerpo y seguro inventaron una historia para cubrir mi muerte. Se libraron del problema, pero yo sigo acá y mi mente quedó confinada a este maldito hotel. Vos podés escapar ¡Es fácil! Solamente tenés que prometer que vas a ayudarme y yo te voy a explicar cómo salir.-

-¿Lo prometes? ¡Contestame!- Exclamó con una dureza y determinación que retumbó en la oscuridad.

Yo Asentí con mi cabeza ya que mis cuerdas vocales estaban tan adormecidas que parecían ser de cartón.

-Además de tu libertad, si demostrás ser inteligente y obediente vas a hacerte de una merecida recompensa. Toda mi vida me he dedicado a hacer dinero ¡Toneladas de dinero! Todo siempre ha sido por la plata. Después de todo, es el motor que mueve al mundo, ¿No? Por eso estoy dispuesta a llenarte los bolsillos si tirás abajo este hotel-

-¿Tirar abajo el hotel? Espero que sea el único fantasma del mundo con sentido del humor, porque lo que acaba de decir es una completa locura - Pensé en silencio mientras esperaba atento una explicación racional.

-Estos muros son lo único que impiden mi expiación, este edificio es una prisión para mí. ¡Mientras exista el hotel Marsans mi sufrimiento no terminará nunca! Por eso tenés que salir de acá y contactar a mis hijos. Ellos tienen el poder en esta ciudad para demoler lo que sea, cuando sea. No van a creerte porque para ellos estoy muerta y enterrada. ¡Por eso vas a tener que convencerlos!- Necesitaba una explicación racional y eso fue lo que obtuve, aunque a decir verdad estaba mejor antes de saber.

-La única forma de convencerlos y probar que todavía existo, es revelándoles algo que solamente yo puedo saber. ¡Esa estrategia será nuestra única garantía! Existen dos claves que necesitan para hacerse con todo mi dinero. ¡Vos vas a revelarles esas claves a cambio de que se cumpla lo que pido! Ellos saben en qué parte del mundo están todos mis ahorros, pero sin las claves no tienen nada. ¡Van a creer en tu historia! En mi familia estamos acostumbrados a lidiar con fantasmas del pasado-

El secreto del Hotel MarsansWhere stories live. Discover now