Alegría (pt.1)

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*Este castigo va dedicado a mi hermana menor, la única razón, motor y motivo por la que escribo y puedo amanecerme escribiendo sin sentir remordimientos ni pereza* 5:26 a.m.

Oneshot - Oikawa x Iwaizumi

Era una tarde como cualquier otra para Oikawa, de pie frente al espejo del baño. Dejando atrás su somnolencia y la divina anfitriona de su centro favorito de juegos, le fue más que satisfactorio sus restauradoras horas de sueño, en su perfecto rostro. Sí, era "un poco" vanidoso y se amaba más de lo que amaba a la gente. Según él veía en su reflejo, Oikawa lucía refrescado y el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra. Oikawa conformaba ese grupo de personas piensan que lo tienen todo. Y tal vez eso sea cierto; después de todo, él es todo para él mismo. Lo tiene todo.

Mientras acariciaba el contorno de su rostro, Oikawa se sonreía en lo que pensaba que el rubor de sus mejillas jamás desaparecería, que sus cabellos siempre lucirían ilustres y muy apetecibles a que enterraran los dedos entre sus filamentos suaves. La mujer que entibiaba sus sabanas era un papel en blanco al cual él escribió en su piel la palabra "certeza". Aún dolían los rasguños en su espalda y aún podía sentir sus delgados dedos recorriendo su cuero cabelludo, excitada, libre, apasionada y salvaje. Sí, sus ojos color chocolate cautivaban hasta la más ruda de las féminas y sus labios perfectos las humedecía con un simple roce de su humectada piel. Era su naturaleza.

Oikawa caminó por el pasillo, los espejos de éstos ya no eran importantes para él. A las seis de la tarde, ese ameno mar de fuego que desembocaba en el mar era señal de que la noche pronto reclamaría su potestad en el cielo; lo que equivalía a decir que en el centro de la ciudad, hombres como él que no duermen y se saltan la hora del desayuno y del almuerzo desfilan con su mejor atavío de sastre y sus zapatos lustrados; con bolsillos llenos de dinero y llenos de suerte. Oikawa olía la fortuna en el aire, la ansiaba más que su propia belleza; y cada billete de dólar que pagó por la dulce compañía de su anfitriona de anoche, se sintió para él como un ardiente pellizco en el contorno de su mano, en lo que abandonaba la propina en la mesita de noche.

Protegido por un cielo ligeramente purpura y muy anaranjado las luces de los faroles alumbraron el camino de este ludópata empedernido. Oikawa respiró profundamente, y con una sonrisa en los labios suspiró un "delicioso": el aroma de las palomitas de maíz serían su único alimento ese día. Cada dólar en su bolsillo, cada preciosa, era especial; ya les había puesto un nombre cuando su infantil imaginación le hizo un espacio en ese establecimiento, al cual se dirigía con excesivo ánimo, y revoloteó en todos los juegos como si de un niño en dulcería se trataba. Un dólar aquí, y luego otro allá... como lo hacía todas las noches desde que hubo abandonado la escuela.

A sus cortos dieciséis años Oikawa se había hecho de pequeñas fortunas que lo invocaron al vicio y a la adicción por los juegos. A sus actuales veintiocho años ya se había hecho de muchas pero cortas miserias que ya no conseguía reconocer a estas alturas. Oikawa estaba encerrado... pero no tenía los huevos suficientes para admitirlo. Se amaba a sí mismo y eso era más que suficiente.

Oikawa caminó a paso guapo y majestuoso en ese largo sendero de oro, como ya muy coqueto lo decoraba la luz de los faroles; cuando, de pronto, más adelante, entre las avenidas Princesa y Plebeya, un guardia del parque al cual no tuvo el menor interés de cruzar, manifestó con su voz atronadora "Desvió por obras de construcción, por favor, cruzar por el parque" Oikawa era un hombre que admiraba la belleza, pero no tenía exactamente sensibilidad artística. Era superficial y algo orate y exigente con la belleza de los demás. Él lucía perfecto, no se habría acostado con su anfitriona si hubiese tenido un grano en la cara o un vello en el pezón. No es algo que admitiría y lo más probable es que la hubiese enviado a volar por las escaleras de emergencia, sólo para que nadie tuviese el placer de ver el defectuoso cuerpo que decidió comprar una noche.

Dos de Corazones (Oneshot & Headcanon - Haikyuu!!)Where stories live. Discover now