Dame una razón para ser un Bastardo

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Friendship  Oikawa & Ushijima

Después de un largo día en el trabajo y una prolongada rutina en el gimnasio, Oikawa regresó a su departamento, como no es habitual, más tarde de lo normal. Con el maletín de la oficina en su mano derecha y el bolso deportivo colgando de su hombro izquierdo, atravesó las puertas de la recepción, saludó a la recepcionista con su galante sonrisa y, somnoliento y con la espalda ya encorvada por el cansancio, se encaminó al elevador en lo que sacudía sus llaves en la otra mano.

¿Cuánto tiempo llevaba haciendo lo mismo de lunes a sábado? Oikawa ingresó a la plataforma del ascensor cuando sus puertas se abrieron para él, mientras pensaba seriamente en pedir unas vacaciones. Extrañaba a sus amigos, a su familia... y extrañaba tener una novia también. Todo lo que "perdió" a causa de querer matar varios pájaros de un sólo disparo. Al menos la mitad de sus logros ya estaban realizados, ¡hurra, un muchacho muy eficiente! Pero ya estaba cansado...

Oikawa esperó a que las puertas del elevador volvieran a cerrarse por su cuenta; no siempre lo hacía de ese modo, normalmente apretaba el botón para que se cerraran más a prisa, pero su brazo era un arma que poseía un sólo cartucho en ese momento y fue indolente con el simple hecho de que tendría que levantar el brazos dos veces si quería cerrar las puertas y apretar ese dichoso botón con el número trece gravado en él. Aún eran las once de la noche, podía esperar.

Cuando las puertas comenzaron a cerrarse, el cuerpo entumecido de Oikawa reaccionó y levantó el brazo obedeciendo a sus pensamientos por inercia. Entonces permaneció quieto cuando una mano interrumpió el encuentro de las puertas y volvieron a abrirse. Oikawa no vio quien era, estaba demasiado fastidiado porque su único cartucho fue desperdiciado. Para su buena suerte, el desconocido apretó el botón doce y, Oikawa, seguro de que no le molestaría, bostezó un: "Piso trece, por favor", y el elevador comenzó a ascender, con los pisos programados por anticipado.

Oikawa, mientras tanto, tenía los ojos cerrados y la frente apoyada en una de las paredes. Estas eran más bien como espejos, pero le importó muy poco que el otro sujeto pudiera verle el rostro enfermizo que tenía en ese momento. No es como si hubiese ido a beber, así que no tenía nada de qué avergonzarse; aunque bien era pulcro la mayor parte del tiempo.

Uno a uno, los niveles comenzaron a "descender" por encima de sus cabezas y cuando llegaron al cuarto nivel, Oikawa sufrió un nefasto mareo. Si había algo que a él le fastidiaba es que, muy a pesar de su excelente condición física, era propenso a sufrir vértigos al ver dibujos de espirales, viajar en auto o subir por los elevadores. Así que para resistir las náuseas, al menos hasta que pudiera llegar a su departamento, abrió los ojos y... ahí estaba, de pie, detrás de él, reflejado en el espejo, como una maldita sombra silenciosa y agitándole una mano en son de saludarle.

– No... – Oikawa sonrió con notable frustración, negando con la cabeza y volviéndose a mirar lo que, esperaba, fuera sólo producto de su imaginación. Lastimosamente... era real – De todas las edificaciones que existen en Miyagi, tenía que encontrarte aquí. ¡¡¿Pero qué quieres de mí?!!

– Es tan repentino para ti como para mí, Oikawa – Correspondió Ushijima; quien, a diferencia de la expresión encabronada de Oikawa, se esforzó por desmentir su sorpresa siendo "indiferente". Al parecer funcionó demasiado bien – Llevo viviendo aquí más de dos años y jamás te he visto.

– ¡Lo mismo digo! Es más... ¿qué pude haber hecho para merecer esto? – Enfatizó con desdén, entrecerrando los ojos y frunciendo el rostro en cólera. Oikawa no lo podía creer – Digo, sí... fui un bastardo en el instituto y, sí, también hice pedazos las esperanzas de otros; pero tú – Apuntó a Ushijima con su largo dedo índice – maldición, tú siempre estuviste ahí para arruinar mi vida.

Dos de Corazones (Oneshot & Headcanon - Haikyuu!!)Where stories live. Discover now