Dos de Corazones (Oneshot & Headcanon - Haikyuu!!)

Alegría (pt.2)

Una sugerencia. Para que puedan comprender mejor la segunda parte de éste oneshot, lo ideal sería que releyeran la primera parte de Alegría (pt.1) ¿Pero quien soy para decirles que hacer? Espero que lo disfruten. *Dedicado a mi hermana y a quienes lo esperaron*

Oneshot - Oikawa x Iwaizumi

Era una mañana como cualquier otra para Iwachan. La cremosa base blanca recubría el rubor de su rostro esa mañana, algo fuera de lo usual a lo que normalmente hacía. Puede que la ilusa idea de que el maquillaje lo protegería del frío le dio cierta confianza y no fue benevolente con ningún espacio vacío que delatara su preciosa piel trigueña. Como nunca, en estos días de invierno, hoy Iwaizumi se sintió más exhausto de lo normal. Puede que el vertiginoso ejercicio que Oikawa, su temible acosador, le hubo sometido por meses haya acondicionado muy bien su atlético cuerpo, pero tal vez una interacción directa con él, más allá de las miradas y resoplidos deliberadamente compartidos a la lejanía, mutiló los buenos ánimos de sus músculos considerablemente.

Como todos los días, comió el desayuno en la soledad de su habitación, "tomó prestado" su leal sombrero desgastado, el más desgastado de todos, y abandonó la pequeña academia del único hombre que temía alguna conexión sanguínea con él, y que por eso le hacía el favor de cuidarle. Iwaizumi nunca abandonaba el parque, la sede central de la academia yacía dentro de "El Parque de la Exposición" y sólo debía caminar lo suficientemente lejos de la vista de su posible padre y actuar a placer hasta que caiga la noche. El sombrero quedó a ras del suelo y entonces, comenzó a practicar con el aro. Éste era inmenso y, erecto, le rosaba con facilidad la punta de su nariz.

No era pobre, Iwaizumi nunca creyó tener motivos para considerarse pobre. El dinero lo obtenía con esfuerzo y, ahora, con mucho más sudor que antes. Dormía en el ático de la escuela, y con tantas remodelaciones ahí arriba, además de la fumigación y el indeseable suceso con las ratas, ésta se veía realmente presentable. Una habitación que cualquier muchacho envidiaría. Porque si hay algo que pudo heredar de su madre, fue la convicción de ser pulcro y desconfiado de todo. Claro que antes solía trabajar en una calurosa oficina, encerrado en la academia de arte... pero tal vez ser aprendiz de guionista, de pedantes que se hacían llamar a sí mismos escritores cuando ellos ni siquiera tenían el nombramiento necesario para reclamar los derechos de autor de sus propias historias, no era para él. Iwaizumi desbordaba adrenalina y no podía permanecer quieto.

"Ligero y libre, como un tul. Velo, en el cielo azul"

"Liviano y calmo, sobre el mar. Volando el pájaro es un rey"

"Sus ojos miran el mundo gris. Su alma llora de compasión... la bella soledad"

Con su poderosa fisionomía, Iwaizumi dejó que el eco del "Valsapena" se abriera entre las copas de los árboles y volara por el viento; y como citaba la melodía, su danza cautivó la mirada de un público tan exigente, como la puntualidad era justicia a la llegada de sus trabajos. Mujeres serias de taco alto y hombres malhumorados en terno le concedieron a este majestuoso muchacho un segundo de su valioso tiempo para admirar la belleza de la decadencia y la tristeza en los ligeros movimientos de Iwachan. Como una paloma enjaulada observando con pesar la libertad de toda una bandada, Iwachan interpretó su papel con un grado de excelencia tan elevado que sonsacó una lágrima al corazón más sólido del público. El hombre que le observaba fijamente y que había despertado en la mañana con el pie izquierdo, ese hombre que ahora se sentía invadido por el don de la empatía hacia esa majestuosa criatura que parecía cargar con los grilletes de un mundo que no le convenía y sin embargo era todo lo que conocía. El aro era una prisión y su madrugador pero malhumorado público era la bandada silvestre que sentía lastima por él, una ave enjaulada.