Aférrate a mi...

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Oneshot - Yahaba x Kyoutani 

Era de madrugada cuando Kyoutani dejó el trabajo e iba en dirección hacia su casa. El largo de la acera, él podría jurarlo, se tambaleaba más que otros días ¿Bebidas alcohólicas? No ¿Drogas, tal vez? Tampoco, él las despreciaba siempre. ¿Entonces... por qué? Bueno, las huellas de unas gigantescas manos,  mordidas y moretones tatuaban su piel en ese momento. Entonces... si reunimos todas estas desigualdades entre salir del trabajo y regresar a casa con el rostro inflamado y el labio partido... sólo podemos suponer una cosa: Kyoutani... era una prostituta.

El salvaje de hoy le había gustado experimentar ¿qué podría hacer para negarse? El pobre necesitaba el dinero y no tenía voz... ni voto. Su cuerpo fue maltratado con un porcentaje de crueldad superior al placer... y a penas pudo "disfrutarlo" No... en realidad no. ¿cómo puede uno sonreír mientras es aventado contra la pared? Lo único que tenía a su favor eran sus irrefutables ganas de hacerle mierda; al menos eso aseguraba su orgullo y prepotencia.

Kyoutani se desplomó rendido al borde de la acera; necesitaba descanso con urgencia, pero nunca llegaría a casa si caía desmayado en el pavimento. Necesitaba un respiro. "Sólo un respiro y volveré a casa", pensó... y tal vez luego... sólo luego, en la tranquilidad de su cama, se haría de un plan, como lo hacía todas las noches, para que un muchacho de veinticinco años que solía prostituirse pueda conseguir un trabajo bien remunerado (como si eso fuera a pasar de la noche a la mañana) y mantener al casero con la boca cerrada. Pagaría su pensión y se marcharía de ahí.

Supongamos que odia los tacones altos, al igual que su entallada falda que no llega a cubrirle poco más de la extensión de sus muslos, casi al borde de sus glúteos. Al diablo con la delicadeza... podrá prostituirse pero nunca dejar olvidada su identidad. Él era un hombre... uno al se le acabaron las oportunidades siendo tan joven; pero sobre todo, UN HOMBRE. Sus pies adoloridos recibieron placentero descanso entre caricias y suspiros, cuando el cuero y el taco alto cayó secamente en el hormigón, librandolos del sufrimiento.

Ensimismado en su somnolencia, de pronto, Kyoutani sufrió la expansión de su pecho tras experimentar una repentina calidez. Un muchacho... el mismo de siempre y del que escapaba todo el tiempo, acababa de acariciar el moretón de su mejilla con un pañuelo perfumado con esa colonia que tanto odiaba atisbar en el aire. SU AIRE. Ese muchacho... era un tal Yahaba no mayor de veinte años; y no importaba lo caballeroso que podría ser, ya comenzaba a intimidarle por su forma tan inescrupulosa de actuar con él. Como la primera vez, dos años atrás, cuando se presentó inocentemente ante él diciéndole "Buenas noches, ¿cuanto podría ofrecerle para que me conceda limpiar sus lagrimas después del ultimo de sus clientes?"

En ese entonces... ¿cuántos años tendría ese niñato...? Unos... ¿dieciocho años, tal vez? Como sea, realizar cualquier operación matemática era un martirio con el cerebro aplastado. Kyoutani no estaba de humor para soportar las pulgas de nadie. Este muchacho le hacía sentir vulnerable y por ende debía odiarlo. Kyoutani levantó la mirada con profundo desdén... sin lograr espantar a ese tal Yahaba. ¿Qué tenía que hacer para quitárselo de encima?

– Aléjate de mi – Kyoutani rechazó sus atenciones; estaba muerto en vida pero aún estaba muy lejos de considerarse un inválido – ¿Que haces aquí?

– Sólo vine a limpiar sus lágrimas – dijo él, poniéndose en cuclillas a su lado, mirando la extensión de la calle como si fuera un hermoso paisaje.  

Kyoutani no creía estar llorando en ese momento, así que esperó con ansias ver la desilusión en ese ridículo brillo de sus ojos, cuando permitió que Yahaba acercara el borde de ese pañuelo a sus pómulos. Aunque suaves fueron sus caricias sobre su piel maltrecha, el dolor era insoportable; pero Kyoutani no hizo ningún gesto que delatara su sufrimiento. No se abriría a este niñato con apariencia amanerada y consentida. Sin embargo, a pesar de sus gruñidos y fieros resoplidos, Yahaba le observaba con una mezcla de ternura y abstracción, como si fuera una obra de arte; no una abstracta donde las figuras eran indescriptibles... sino como una de esas maravillosas Venus: mujeres de gran tamaño que lucen hermosas y majestuosas y que, en lo personal, también le tenían muy cautivado.

La primera lágrima desbordó de su precioso ojo, odiándose a sí mismo por ser débil... por haberse dejado conmover por alguien que había estado odiando por años... "Gracias a usted", fue un susurro que llegó a sus oídos y un escalofrío recorrió su lastimado cuerpo. Yahaba nunca mencionó que limpiaría las lagrimas que le sonsacaran su ultimo cliente... él siempre dijo "después del ultimo cliente" ... Lo que equivalía a decir, de alguna u otra manera, que Yahaba había perseguido durante dos años el deseo de limpiar sus desbordantes lagrimas provocadas por un sentimiento que él fecundaría en su desdichada existencia: en este caso, amor por sí mismo... al permitirse recibir algo de cariño a través de otra mano. 

De pronto, el niñato amanerado y altanero... se convirtió en un abrigo... y entre conmovedoras lágrimas rabiadas de felicidad y agradecimiento Kyoutani dejó de sentir frío.  

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¡Hola a tod@s!

Espero que les haya gustado ^w^ La continuación de "Alegría" aún está al pendiente, así que subí este que ya tenía escrito. Sabrán si los Oneshot tienen continuación si los encuentran con "(pt. 1)". Cuando escriba la continuación de "Alegría", dirá "(pt. 2)"

Nos leemos en un siguiente Oneshot o corta historia!! Chau chau ^w^ 

Dos de Corazones (Oneshot & Headcanon - Haikyuu!!)Where stories live. Discover now