5

1.8K 148 2
                                    

Capítulo 5: Sospechosa.

No soy capaz de pronunciar ni una palabra. En el mercado solo había hablado porque era exageradamente necesario, pero la verdad es que no hablo con nadie más que mis niños, mis amigos o los maestros. Soy demasiado tímida como para tan siquiera leer un párrafo en clase.

— ¡Alissa! Que bueno que bajas, iba a ir a buscarte, pero que flojera.— Se ríe mi amiga, pero yo me mantengo seria.

— Emmm, mira Alissa, él es Frederick.

Miro a Cameron con algo de terror, y poco a poco volteó a ver al chico de aretes negros.

Camila corre hacia mí y me agarra el brazo con emoción.

— Quería presentártelo porque... — Chilla de emoción.— Es un hechicero.

¿Qué?

— ¿En serio?— Preguntó sorprendida.

Solo he conocido a uno en mi vida. O bueno, a una. Su nombre es Federica Botterg. De hecho, ella me dió el anillo y el collar.

— ¡Si!

Oh... Eso explica que en el mercado me parara. Es decir, solo los hechiceros se dan cuenta de esos pequeños detalles... no sé que descubrió en ese momento para que me llamara, pero ahora estoy preocupada.

— Un gusto.— Veo como me sonríe falsamente, mientras se limpia las gotas de agua que caen por su barbilla.

Veo cómo Cameron le da un trapo, y el tal Frederick limpia la mesita de vidrio que empapó al escupir. Yo solo observo.

— ¿Te pasa algo? — Pregunta con algo de preocupación Camila, pero yo solo niego con una sonrisa.

— Entonces...

— ¡Oh, mierda!— Interrumpe Cameron a su hermana— ¡Camila! ¡Dejé tu teléfono en la mesa de la escuela!

— ¡NO MAMES!— Camila se tapa la boca y le suelta un zape a su hermano, enojada.— ¡¿Qué estas esperando?! ¡Vamos!— Le agarra del brazo y salen corriendo de la sala, haciendo que yo abra los ojos como platos. Pronto vuelve.— ¡Alissa! ¡Encárgate del invitado! ¡Adiós Fred!— Y pum. Desaparece.

Trago en seco y miro a el chico. Este me mira sin vergüenza alguna, y deja el trapo en la misma mesita.

No sabía que decir, así que solo me muerdo el labio y camino hacia un sillón, para así sentarme.

Por más que quiera, no me puedo ir. Dejarlo solo no sería buena idea... ¿Y si se roba algo? Me culparían a mí. Aunque no estoy diciendo que sea un ratero o algo por el estilo, solo soy... precavida.

Frederick no se sienta, al contrario, solo se queda parado enfrente mía.

Justo cuando estaba a nada de rendirme e irme, él habla.

— Eres una loba, ¿No?

Lo miro, y de manera lenta, asiento con la cabeza.

Genial, a de pensar que soy muda y tonta.

— Lo sospechaba.— Se acerca más a mí, pero yo me alejo más, casi hundiéndome en el sillón.— El sábado te vi en el mercado, ¿Te acuerdas? Estaba junto a tres chicos, entre ellos el Alpha de la bright moon... — Entrecierra sus ojos.

Vuelvo a asentir, y él bufa cuando se da cuenta de que no soy capaz de volverle a dirigir la palabra.

— El caso aquí es, que este es un pueblo.— Levanto una ceja, confundida— Y además, aquí solo está esa manada...

Aprieto mis manos, pero las escondo entre mi gigante camisa.

No no no no no...

—... y tu, no perteneces a esa. Pero aun así vives aquí, y eres una loba. No tienes olor a mate, no veo marca, así que imagino que eres una loba solitaria.

Empezaba a molestarme. ¿Él me había investigado o qué? ¿Cómo sabía que vivía aquí?

Ademas, era tonto lo que decía. ¿Loba solitaria? Todos saben que estas no sobreviven. Ocupan algo en que apoyarse, y además, para eso están los mates. Incluso con una persona puedes llegar a hacer una mini manada. Me siento ofendida, cualquiera diría que insinúa que soy una debilucha, mentirosa y solitaria.

Niego con la cabeza, y suelto una risa falsa.

— ¿Entonces no eres una loba solitaria? Pero no hueles a manada.— La extrañes recorre su tono. Pone su mano en la barbilla y se rasca con confusión.— Soy hechicero, puedo saberlo. Eres loba, no tienes mate, ni tienes manada, pero me aseguras que si perteneces a una. Mentir está mal, niña.— Entrecierra sus ojos, y trata de tocarme el hombro, pero yo rápidamente me paro, quedando a centímetros de él.

— Se equivoca, hechicero. Yo si pertenezco a una.— Suelto, y era cierto.

Gael, Kevin, Kelly y Nicole son mi manada. Incluso aunque los gemelos estén en la manada bright moon, Los sigo considerando parte de esta.

No soy loba solitaria... ya no. Yo sobreviví por ellos. ¡Y esto es inaudito! Por más que me moleste enojarme, este momento es donde quiero ser más violenta que nada. Lo haría si no fuera porque se que tendré remordimiento de conciencia y además me odiaría a mi misma.

Camino enojada hacia la entrada de la casa, y él me sigue con los ojos. Le hago una seña con la mano para que se vaya.

Él primero suspira, para después sonreír y tomar lo que parece su teléfono.

Antes de salir de la casa, para a mi lado y murmura:

— Eres muy sospechosa, niña.

La loba de la manadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora