Siete

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Seúl, 2015

Jimin y Jungkook se encontraban a escondidas de Taehyung, siempre se encontraban después de clases y se encerraban en algún salón vacío, como en los viejos tiempos. Eran encuentros para hablar que en algunas ocasiones terminaban solo en besos, nada más. Jimin disfrutaba tener a Jungkook cerca.

Fue una tarde donde los besos se convirtieron en caricias y terminaron haciéndolo sobre el suelo de uno de los salones, esa misma tarde Jimin descubrió los golpes en el cuerpo de Jungkook y esa misma tarde descubrió al causante.

Seúl, 2016

Jungkook dejó de frecuentar a Jimin, ya no lo visitaba y tampoco mostraba señal para encontrarse. Jimin comenzó a perder la cabeza, imaginando que alguien lo estuviese alejando de él. 

Antes de regresar a casa, se encontró a Jungkook, decidió enfrentarlo como lo había hecho con anterioridad pero el chico salió corriendo, huyendo de él. Jimin comenzó a perseguirlo hasta poder alcanzarlo.

-¿Qué mierdas te sucede?- preguntó Jimin cuando logró alcanzar a Jungkook. 

-Nada, no quiero esatr contigo, nunca quise estarlo- contestó Jungkook mirando a su alrededor -Ahora vete, vete antes que te lastime más. 

-¿Que sucede? 

-Solo vete Jimin, no te amo, vete. 

Jimin se marchó lleno de frustración, Jungkook no parecía ser el mismo. Sus ojos mostraban temor, ¿a quién? ¿a él? Muchas suposiciones comenzaron a formase en su cabeza. Entró a su habitación y cerró los ojos. 

Luego de lo ocurrido, Jimin tuvo la grandiosa idea de seguir a Jungkook a cualquier lugar que fuese, era como una serpiente asechando a su presa, esperando el momento perfecto para atacar. 

No había nada extraño, el chico salía de la universidad a su casa o, en algunas ocasiones, encontrarse con Taehyung. Parecían una pareja normal, eso era lo que más preocupaba a Jimin y lo llevaba al borde de la locura. 

Se sentía enfermo al seguir a Jungkook, su locura llegó al borde de espiarlo fuera de su casa y, a veces, podía observar fuera de la ventana como el chico se entregaba a su novio. 

Se había decidido, el siguiente mes haría algo para que esa situación cambiara, había ideado el mejor plan, o por lo menos pensaba que lo era. 

Seúl. Octubre, 2016

Era una tarde de otoño, Jimin podía recordar perfectamente las hojas de los árboles caer y posarse sobre el camino de regreso a casa, a casa de Jungkook. El menor caminaba como de costumbre hasta su casa, Jimin seguía con su rutina de seguirlo, fue cuando el menor tomó el atajo a casa donde todo ocurrió. 

Jungkook sintió un fuerte golpe en su cabeza y todo se volvió oscuro, no sintió cuando alguien lo cargaba y lo introducía a una camioneta mientras lo alejaba de casa. Tampoco sintió el recorrido de casi 4 horas para llegar a una de las zonas más alejadas de Seúl. Su cuerpo fue trasladado hasta una habitación donde pasaría mucho tiempo hasta que todo acabara. 

Cuando despertó, notó que se encontraba en una habitación que no era la suya, se levantó en un movimiento rápido mirando a su alrededor y vio una puerta. Caminó hacia ella y cuando giró el pomo, la puerta estaba cerrada. Observó una ventana, se acercó y notó que tenía rejas, vio el fondo, un gran árbol y un lugar desconocido. 

-Espero la habitación sea de tu agrado- escuchó desde algún lugar de la habitación -Traté de hacerla lo más cómoda posible. 

Jungkook sabía que esa voz era familiar, o al menos creía saberlo, buscó en cada esquina de la habitación hasta observar una cámara y un parlante, de donde supuso provenía la voz. Caminó hasta cercarse a la cámara, asegurándose que la persona del otro lado pudiese observar bien su rostro. 

-Esto no es gracioso, Jimin

-Claro que lo es, nos vamos a divertir mucho, Praeda. 

Seúl, 2017

El señor Jeon había dejado de anotar en su libreta y observaba cada palabra que salía de mi boca, en algunas ocasiones tomaba un poco de agua y luego volvía a fijar su vista en mí. 

-¿Era un juego para ti?- preguntó

-No era un juego. 

-¿Cómo conseguiste el transporte para llegar a la cabaña? 

-No conseguí el transporte- contesté mientras ponía ambos codos sobre la mesa y recargaba mi barbilla entre mis manos.

-Pero acabas de confesarlo. 

-Acabo de confesar lo que su hijo no puede. 

El señor Jeon me miró extrañado, se acomodó en su asiento e imitó la posición en la que estaba. Me miraba directo a los ojos, él pensaba que estaba a punto de confesarle que yo lo había hecho, pero al parecer, no había prestado atención a la historia. 

-Entonces, ¿de quién era la voz que escuchó en la cabaña? 

-Mía

-Pero dices que no sabes como acabaste en ese lugar. 

-No lo sé.

-¿Cómo la voz puede ser tuya? 

-Alguien me amenazaba mientras lo decía, no sabía que se lo estaba diciendo a Jungkook 

-¿Quién te amenazó? 

Quité mis manos de la mesa, recargué mi espalda en la silla y miré al señor Jeon, luego mi cabeza giró hacia el vidrio, la respuesta a todas sus preguntas se encontraba tras la persona de ese vidrio.

Praeda  《JiKook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora