Viernes 10, 21:19

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VIERNES 10 de febrero – 21:19

El constante intercambio de mensajes que Isak había mantenido con Even durante la mañana lo llevó a meterse en problemas más de una vez.

Al parecer, la profesora no toleraba que los alumnos utilizaran sus teléfonos cuando ella hablaba, e Isak no fue la excepción, porque fue atrapado mientras ideaba un plan para pasar la noche con Even.

La mujer pensó que todo acabaría ahí, como siempre acababa con el resto de sus alumnos. Al final de la clase le devolvería el teléfono después de una advertencia. Pero no fue así, esta vez no tuvo en cuenta la ansiedad de Isak por averiguar el contenido de los mensajes que le llegaban sin pausa a cada segundo.

Tuvo que escuchar desde su banco, después de que se les explicara la consigna del trabajo que tenía que entregarse al final de la hora, cómo su teléfono vibraba estrepitosamente sobre el escritorio de la profesora. La ansiedad en ese momento no era del todo suya, de hecho, habría sido capaz de palpar la de Even con los dedos si hubiese tenido la oportunidad.

Intentó en un vago esfuerzo concentrarse en la tarea, releía una y otra vez párrafos enteros sin que se formara en su cabeza el significado aproximado de lo que estaba leyendo y fue así hasta que se le ocurrió algo que lo llevaría a meterse en un segundo problema.

En un principio miró su mesa con otros ojos, ahora buscando una razón (o pretexto) para acercarse al escritorio de la profesora. Vio la hoja en blanco con el trabajo que tenía que entregar en un cuarto de hora y se levantó de un salto, no sin antes tomar el libro de textos. Se sorprendió del auténtico desinterés que la profesora parecía mostrar cuando su teléfono volvía a vibrar contra la superficie de la mesa.

Isak preguntó cosas arbitrarias, rescatando palabras de los párrafos que había leído y fingiendo dificultades para resolver las preguntas. Todo parecía funcionar al principio, había conseguido que la mujer se adentrase en explicaciones extensas y detalladas con los ojos clavados en el texto. Algo necesario si quería acercarse a su teléfono y tomarlo sin que ella se diera cuenta.

Con su teléfono a salvo en el interior del bolsillo y con el pensamiento fresco de que lo había logrado, Isak rodeó el escritorio para volver a su asiento, olvidando por completo el libro que lo había traído hasta ahí.

"—Isak." Lo había llamado, haciendo que él se detenga en seco, de espaldas a la parte delantera del salón.

Se dio vuelta, intentando mantener la calma y sonrió cuando la profesora levantó el libro para que lo tomara.

Seguía saliéndose con la suya.

Tomó su libro y lo cerró con un dedo metido entre las páginas, en forma de separador. Estaba listo para volver a su asiento cuando notó cómo la mano de la mujer se alzaba, con la palma mirando hacia arriba.

***

Para recuperarlo esta vez tenía que ir a dirección y sentarse en una de las sillas ubicadas contra la pared a que la mujer que siempre estaba detrás del mostrador volviera con una taza llena de café azucarado. Ella era la que estaba al cuidado de todos los elementos que eran extraídos a los alumnos y la única que te aplicaba la pena y sentencia, dependiendo qué tan frecuentemente terminaban tus cosas en dirección.

Mientras esperaba, después de varios minutos que le parecieron eternos, la figura alta de su novio apareció casi milagrosamente detrás de una de las ventanas que estaban delante de la hilera de sillas donde se encontraba sentado. Cuando se miraron los dos entendieron al instante lo que estaba pasando.

ISAK + EVEN » SkamWhere stories live. Discover now