Capítul⌖ 24

52.6K 4.1K 979
                                    

ALEXANDRA

Sería hipócrita por mi parte negar que estaba nerviosa, no por la pregunta de Nash. Si no por la mirada de Evil. ¿El porque? Ni yo lo sabía. Pero por otro lado, ver los ojos suplicantes de Nash, hizo que apretara los puños.

¿Por que me tenía que poner en esta posición? Él ya sabia mi opinion ante todo lo que ocurrió entre nosotros, ¿por qué ahora buscaba algún indicio de oportunidad a través de su boda ficticia?

—¿Por qué debería?—Me encogo de hombros, evitando sus ojos.—Es una boda de negocios.—Determino elevando mi mirada hasta la suya.

No era la respuesta que quería oír. Lo sabía por como era él ahora, quien evitaba mi mirada.

—Pero aún así...—E iba a continuar hablando si no fuera por que lo interrumpí.

—Nash, hoy no.—Determino.—Hablaremos en otro momento, no he pasado buena noche y estoy cansada.—Murmuro.

Sus ojos cansados recorren mi rostro.

Por favor Nash, cede.

—¿Puedes servirme un vaso de agua? ¿O tampoco?—Susurra derrotado. Me tenso. Pero asiento poniendome en pie.

Por lo menos, había dejado el tema atrás.

Al atravesar el umbral, el cuerpo de Evil fue lo primero que vi. Estaba recargado en la encimera de la cocina. Entre sus manos tenía un cuchillo, con el cual estaba jugando mientras me mantenia la mirada fija.

Tomo un vaso de cristal bajo su atenta mirada y lo lleno de agua. Y de la misma forma en la que entré en la cocina, vuelvo a salir.

Nash toma el vaso y yo vuelvo a tomar asiento con él.

—Hay algo mas que quiero comentarte.—Murmura tras darle un sorbo al vaso.—Esta mañana Blanco me ha pedido disculpas por lo ocurrido.—Me observa.—También me comentó... Que te vio anoche.—Y solo eso basta para que mi corazon comience a golpear con fuerza contra mi pecho.

¿Como no caí en eso anoche? Que blanco seguramente le comentaría que me había visto ahí. Estaba tan consternada por haber tenido que enterrar a ese maldito cura y de ver al imbecil de Blanco respirando, que lo olvide por completo.

Sabía que había palidecido por como comencé a sentir mi boca seca. ¿Que cuartada podía sacarle a eso? No habia excusa ninguna.

—No te voy a preguntar porque estabas a altas horas de la madrugada en una Iglesia a las afueras de la ciudad.—Lleva su mirada a un punto fijo del suelo.—Pero si te voy a preguntar algo.—En mi garganta se instaló un nudo cuando sus ojos marrones me recorrieron de los pies hasta mi rostro.—¿Me ocultas algo Alexandra?

Sí. Hay un psicopata en la cocina jugando con un cuchillo. Dicho psicopata es tu socio.

—No.—Murmuro bajando la mirada.—No oculto nada.—Hablo sintiendo el nudo de la garganta sentirlo mas grande que nunca.

Le estaba mintiendo, pero no con nada que le afectara directamente a él. No por lo menos en que lo estuviera traicionando o algo por el estilo. Le mentía debido en que yo me habia metido solita en un lío, el cual solo me afectaba a mi...

No me responde. Simplemente siento su mirada en mi sien mientras, yo continuo con la mirada pérdida en el suelo.

¿Me creía?

El sonido de su movil hace que retire su mirada de mi para tomarlo.

—Dime Duncan.—Tras varios segundos en silencio vuelve a hablar.—Perfecto, en quince minutos estoy alli.—Tras decir eso se pone en pie y camina hasta la puerta.

EVILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora