Capítul⌖ 25

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ALEXANDRA

Le quito la correa a Fear al llegar al parque para perros. Él no duda en salir corriendo en busca del resto de perros que se encontraban en este recinto exclusivo para caninos.

Bufo recostando mi cadera en la valla de madera observando al rottweiler que superaba en tamaño a los demas caninos. Sus cicatrices en el cuello eran visibles desde mi distancia. ¿Por cuanto tuvo que pasar antes de encontrarme?

La melodía de mi telefono hace que tenga que sacarlo de mi jean. Hundo el entrecejo al ver un numero que no tenia guardado pero sabia perfectamente de quien se trataba, pues en otra ocasión ya me habia llamado.

—¿Diga?

Mañana te quiero en mi casa a las tres de la tarde.—Tras decir eso, Evil corta la llamada. Sin ni siquiera poder responderle.

Sabía para que me quería, para terminar de saldar mi deuda. Y tras mi última conversación con él, donde me daba tarjeta verde para contarle todo a Nash, lo habia decidio. Se lo contaria todo a mi jefe y si este decidía degradarme por haber estado actuando con su socio,—aunque en contra de mi voluntad— lo aceptaría. Aceptaría cada una de las consecuencias que me trajera el haberme involucrado con el hombre de tatuajes.

Guardo mi telefono y fijo mi mirada en aquel todoterreno negro que capta mi atención. Sus cristales estaban completamente tintados y pasaba cerca del parque a una velocidad anormalmente lenta. Juraría que la persona o personas que se encontraban dentro, se hallaban observando hacia mi dirección. Y lo confirme cuando uno de los cristales de atrás, se bajó. Para dejarme ver a un hombre cuyo rostro, se me hacía conocido, pero que ahora, no reconocía. Me miraba fijamente segun el coche avanzaba hasta perderse por las calles.

Y aunque no entendí nada de lo que acababa de suceder, volví mi vista a mi perro. El barrio donde vivía junto con Duncan, era un barrio de dinero. Pero no de dinero limpio. Al igual que nosotros, había bastante gente aquí, que se dedicaba a los malos negocios. Por ende, ver situaciones así, no me extrañaba.
Lo que me incomodó, esque de todas las personas que se encontraban en el parque, la mirada de aquel hombre, se enfocara solo en mí.

Fear llega a mi moviendo freneticamente la cola y con la lengua fuera. Estaba exhausto de tanto correr de un lado a otro y cuando no corría, batallaba el solo con la arena del parque, como si quisiera encontrar algo que estuviera oculto bajo esta.
Lo observo con una pequeña sonrisa en los labios. En estos dias que habia estado conmigo y no le faltaba su cuenco de comida ni agua, habia subido de peso, no mucho, quizas tres o cuatro kilos. Pero le sentaban espectacular.

[...]

Me detengo a escasos centímetros de la puerta de madera. Había pasado toda la noche pensando que sería lo que me tocará hacer hoy. ¿Otro cadaver que enterrar? ¿O quizas quemar? Muerdo mi labio nerviosa y termino por empujar la puerta.

Evil se encontraba sentado tras su escritorio. Este era su despacho. Era amplio. En el centro de la habitación habian cuatro sillones de cuero al rededor de una mesa de cristal. En la cual se encontraba una jarra de cristal, donde en su interior descansaba el Wisky. A su lado, un juego de copas para acompañar a la bebida. En las paredes habian librerias con cientos de libros los cuáles no alcanzaba a leer los lomos de estos. Y al final, su escritorio. Donde tras él, habia un gran ventanal desde donde se podía ver el bosque que rodeaba esta mansión.

EVILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora