Capítul⌖ 35

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ALEXANDRA

El pequeño tacón que sobresale de mis botas militares negras, resuenan por todo el salón mientras esperaba a Christopher. Al salir del campo de tiro, no perdí el tiempo y me dirigí hacía la mansión de Evil. Al parecer, tanto los guardias como Christopher, estaban al tanto de que sería yo quién vendría a recoger el sobre de Nash.
Me hicieron pasar hasta el salón del hombre de tatuajes—él cual no había visto por aqui, cosa que inconscientemente agradecía— y esperaba a su hermano. Él cual al parecer, se le estaba complicando el ir a buscar el sobre. Llevaba aquí, diez minutos esperando.

Bufo pasando una de mis manos por mis mechones castaños. Camino con cautela por el salón, hasta llegar hacía la puerta la cuál conducía por un pasillo, que daba a unas escaleras de marmol. Sabía que no debía pasearme por casas ajenas, pero habían sido pocas las ocasiones que había estado en casa de Evil, donde apenas había podido detallar la decoración de esta. Aumento mis pasos con curiosidad por el pasillo, atenta de no llamar mucho la atención de los guardias que custodiaban la entrada y me detengo en seco frente un cuadro.

Habían cuatro personas en aquel retrato, dos adultos en el centro de la foto y dos niños a cada lado de ellos. El primero en llamarme la atención, fue el adulto que poseía un color disnto a los ojos del resto. Pues era el único, que tenía los ojos verdes. Pero era un verde especial, un verde agua. Un color que debería verse calmado y armónico, pero en este caso, era difernte. El hombre que poseía aquella mirada, transmitía muchas sensaciones, pero ninguna era de armonía o calma. El niño, que se situaba a la izquierda junto con él, poseía la misma mirada, pero en diferente color. Aquel chico, era demasiado joven para poseer una mirada tan vacía. Como mucho, tendría diecisiete años, no mas.

Pero fue entonces, cuando el reflejo de aquellos ojos, se cruzó en mi mente a la par que detallaba cada espacio de la foto. Esos ojos, yo, los había visto antes. Y teniendo en cuenta donde estaba situado este cuadro, era evidente que aquel niño, era Evil.

Un escalofrio me recorrió de pies a cabeza al pensar, porque de tan joven, ya poseía aquella mirada tan demoledora. Pero no mas, que la de aquel hombre, que posaba sus manos sobre los hombros de Evil, él hombre de ojos verdes.

Retiro mi mirada incomoda de aquellos dos individuos y la poso en el otro adulto con mirada celeste. Era tan diferente al hombre de ojos verdes, su mirada, si transmitía calma. El azul de sus ojos, se asemejaba al azul del cielo. Y por último, el niño que aparentaba mucha menos edad que Evil. El cuál posaba sonriente frente la camara. Pasando de largo por los dos rostros tenebrosos a su izquierda, y el rostro serio pero calmado del hombre de ojos celestes.

¿Él sería Christopher?

Si estaba claro que si, si no, ¿quién mas podría ser?

Por lo tanto el hombre de ojos celestes, debía ser el padre. Pero ¿Y el de ojos verdes? ¿Quien era?

Unas voces masculinas me hicieron saltar en mi sitio, haciendo mi corazón latir con fuerza por el susto. Ls voces sonaban al final del pasillo, y aunque sabía que no debía, mis piernas, avanzaron solas. Las voces sonaban cada vez mas cerca según subía los escalones de marmol, hasta detenerme en el primer piso. Donde reconocí, la puerta del despacho de Evil.

Mordí mi labio inferior batallando si debía seguir avanzando o si debía bajar y volver al salón. Pero fue cuando escuché algo, que captó toda mi atención

—¿Por qué tienes tanta prisa?—La voz de Evil, caló mis huesos.

—Oh vamos Cedric, solo le pregunto a mi hermano cuanto queda para que suceda.—Rogó Cristopher.

EVILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora