Nico 05

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—No puedo hacerlo —confesé un poco nervioso.

—Si puedes.

—No, no puedo. Esto es muy difícil para mi...

Troye dio un suspiro largo y levantó la mirada.

—¿Realmente quieres hacerlo?

—¡Si! ¡Si quiero! Es sólo que... ¡Espera no!!

Troye elevó sus brazos alejando las fresas de mi alcance.

—¡Esas son mi incentivo! ¿Cómo quieres que estudie así?

Él me miró con superioridad y dejó mostrar una pequeña sonrisa, casi imperceptible.

—Cambiaremos tu premio.

—¿Qué rayos?

—Por cada ejercicio mal hecho, yo me como una de tus fresas —finalizó comiéndose la más grande.

—¡Ese no es un premio!

—¿Crees que importa?

Salté hábilmente hacia el brazo con el que sostenía las fresas, pero lamentablemente él me evadió. Caí cara al piso haciendo un fuerte ruido contra el suelo, y con el rabillo del ojo noté como Troye intentaba contener la risa.

—Son mis fresas —me quejé enojado.

—Eres mi alumno —respondió llevándose otra fresa a la boca.

—Con la comida no se mete —resoplé frunciendo el ceño.

Me levanté y salté nuevamente hacia él. ¿Pero saben que fue lo mejor? Que cuando intentó evadirme de nuevo conseguí hacerlo tropezar con mi pierna como el chico malote pecho desnudo que soy.

El viejo Will cayó picaditas al suelo.

—¡Te gané! —eclamé abrazando mis fresas.

Troye tenía una marca roja en la frente y un aura un tanto oscura.

—Tengo sueño —comentó levantándose. Se acercó unos pasos más mientras yo me mantenía alerta.

Aunque tal vez no estaba del todo alerta.

Troye colocó una fresa entre mis dientes, justo hasta la mitad. La dejó allí y, sin exagerar mucho su expresión, permaneció mirando mi boca.

Acto seguido: tres golpecitos en mi cabeza. Luego dio un gran bostezo y ladeó la cabeza.

—Creo que dormiré un rato —prosiguió colocándose los audífonos.

Se retiró a su habitación y la cerró de un portazo.

¿Qué me dices si hablamos?  Where stories live. Discover now