La lesión

2.5K 82 21
                                    

Ricky

Caminaba por toda la habitación, preocupado, con su conciencia sin nada de paz. Fue él quién inició todo. —Ricky, dejá de caminar, me ponés más nervioso —dijo Dede. No sabían​ cuánto tiempo habrían permanecido ahí, esperando que Gabo entrara por la puerta en cualquier momento. —Perdón —exclamó preocupado—. ¡Es sólo que no puedo dejar de pensar que es mi culpa que Gabo esté así! —Cálmate, Ricky. Gabo va a estar bien, además no es tu culpa, él ya te lo dijo —respondió con su clásica confianza. —Sí, me debo calmar y ser optimista —sonrió positivo—. Pero... ¿Y si es una fractura grave y se pierde el resto de la intercopa? —Tranquilo, puede ser peor. Tal vez ya no pueda volver a jugar nunca. —¡Dede! No ayudas, caray. ¿Si le pasó algo, qué va a hacer? Ya ves lo que nos contó, Francisco nunca jugó después de lesionarse el tobillo. —¡Tienes razón, Ricky —se llevó las manos a la cabeza, aterrado—, Gabo no va a volver a jugar! Puede que ya no vuelva a caminar, o peor... ¡Y si le cortan la pierna? ¡y si le cortan la pierna, Ricky? —preguntó con histeria mientras le agitaba ambos hombros. —Tranquilo, hermano. Mira, lo mejor será distraernos. ¿Cómo va la búsqueda del papá de Gabo?

Francisco

—Vitto, llevatelo a Gabo a su cuarto por favor. Yo tengo que ir a hablar con Isabel —indicó mientras veía al muchacho aguardando cerca de las escaleras. —Claro, Francisco. ¿Qué crees que te diga? —Nada bueno, eso seguro —suspiró resignado. —Avisame cualquier cosa.

Caminó hacia la oficina de Isabel, no se cuestionaba el motivo, sabía muy bien que tendría que ver con Gabo. Tocó tres veces para que la puerta fuese abierta por Diego. —Bueno, yo los dejo solos —dijo el director deportivo para irse de inmediato.

—¿Para qué me llamaste? —preguntó sentándose frente a la directora.

–Bueno, como ya sabés, antes de este partido los padres de los muchachos hicieron una junta conmigo. Si los Halcones no ganaban, yo no iba a poder mantener el cuerpo técnico intacto, no obstante ganaron por lo que me siento muy feliz... Sin embargo el hecho de que dejaras salir a Gabo en estas condiciones, lo cambia todo.

–Isabel, Gabo me aseguró que estaba perfecto antes de iniciar el partido. Incluso te lo dijo a vos.

–Eso lo sé perfectamente, sin embargo, Diego advirtió que el dejar salir a Gabo sería una mala decisión por su condición.

–El chico dijo que estaba bien, además vos sabés perfectamente que nunca pondría en peligro a ninguno de ellos. Lo permiti porque fue decisión de él, además el médico explicó claramente que estaba en condiciones de jugar.

–Tenés razón, antes del partido Gabo estaba en condiciones de jugar, pero desde la primera vez que le pegaron en el tobillo, perdió toda condición. Vos y todos vimos como tomaba su tobillo con muecas de dolor. Él debió salir desde ese momento a pesar de su decisión, aún así lo dejaste jugar. Debés entender que no puedo ignorar eso.

—¿Qué querés decir con eso? —preguntó preocupado.

—Que lo siento mucho, pero estás despedido, Francisco —dijo Isabel. Sintió profunda tristeza al escuchar tal noticia,
mas debía aceptarla.

–¿Diego tuvo algo que ver en esto?

—Francisco, por favor —dijo con impaciencia—, la decisión es totalmente mía.

—Muy bien, si decís que es decisión tuya, te creo. Sólo te quiero pedir una cosa, dejame despedirme y ser yo el que les diga a los chicos —pidió con resignación y melancolía. Isabel le sonrió tristemente.

Gabo

—Entonces... ¿Te perderás la intercopa? —preguntó Ricky con miedo a la respuesta

—Aún no es seguro, pero por ahora únicamente debo guardar reposo. Igual... ¡Ganamos! ¡los Halcones pasaron! —gritó con gran entusiasmo. —Tienes razón, ¡le ganamos a los Rayos!

Después de festejar, bajaron a la cafetería esperando encontrar a los demás, no sólo para continuar hablando del partido con júbilo, sino también para anunciarles su lesión.

Se planteaba la situación, por una parte estaba feliz por la victoria... Y por la otra llegaba a preguntarse si de verdad había valido la pena. Recordaba el dolor que llegó a invadir casi toda su pierna. Sus compañeros se le acercaban con felicitaciones y emoción por el gol que marcó su victoria. Él no lograba oír nada a la distancia, sólo podía pensar qué pasaría consigo. Tal vez Diego tenía razón, no podía salir a jugar.

Pensaba en Francisco y el final de su carrera gracias a la lesión en el tobillo. Zoe fue la primera en contarle sobre la causa del retiro de su papá, sin embargo jamás imaginó que pudo ser por la rodilla.

Gabo no se imaginaba como técnico de un equipo. Su amor por el fútbol era en la cancha. ¿Cuánto tiempo estaría con el yeso? ¿de verdad se recuperaría?

Pensaba en el tiempo que llevaba con la férula, Valentino. El arquero se perdería probablemente toda la intercopa. Al menos no estaría solo en la banca, celebrando... Algún gol que hiciera Ricky o Dedé.

¿Qué pasaría con Gabo? ¿estaría lastimado más tiempo que Valentino? ¿volvería a jugar?

O11CE SEGUNDA PARTE • TERMINADAWhere stories live. Discover now