Los Vikingos

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La siguiente historia es totalmente mía. La serie O11CE no es de mi propiedad. Una historia hecha por fan, para fans.
¹· El episodio es adaptado al resultado y transcurso del partido.

Gabo

Entró a su habitación y rápidamente pateó la ropa tirada en el suelo.

—Órale, Gabo; ¿qué te traes? —preguntó Ricky asombrado.

–Nada.

—Gabo. —Dedé le tocó el hombro de manera confortante.

—Es Zoe —tomó asiento en su cama y frotó su cara desesperado—. Discutimos en la cafetería.

Gabo contó todo lo sucedido. Dejó a sus amigos en shock ciertamente.

–No lo puedo creer.

—Yo tampoco, ¿cómo pudiste dejar ese jugo en la cafetería? —preguntó indignado.

—¡Dedé! —Ambos gritaron al mismo tiempo.

–¿Y ahora qué vas a hacer, Gabo? No puedes dejar que se vaya.

–Ya lo sé; ella está muy enojada conmigo. No va a querer dirigirme la palabra.

—¿Y así de fácil te vas a rendir, hermano? —cuestionó Ricky.

—¡¿Pero qué querés que haga?! —exclamó oneroso.

–No sé, tal vez decirle que no se vaya.

–Mirá, mejor decime cómo les fue con los gemelos Suárez.

Isabel

Se disculpó por la gran equivocación que cometió al despedirlo; y logró decirle todo tipo de palabras para hacerle cambiar de opinión, pero él lo seguía viendo como un subterfugio.

—Isabel; agradezco tus palabras pero —bajó la vista justo cuando la miró a los ojos—, yo no puedo volver al IAD. Estoy comprometido con un nuevo empleo, y una vez que Zoe termine el año, nos iremos. No puedo dirigir a los Halcones​ si ya tengo algo en puerta.

–Al menos pensalo.

–No hay nada qué pensar.

—Francisco, por favor —espetó sin paciencia—; ¿qué más querés que te diga?. Te necesito, Francisco.

–Ahí lo tenés a Diego, pedile a él que se encargue de dirigirlos. Los Halcones ya no me necesitan.

—¡Pero yo sí! Te necesito, ¿de qué manera lo digo? —dijo mientras su rostro apuntaba al piso—. Te necesito como amigo y como técnico. Sos el único que puede transmitir todo lo bueno que mi padre dejó; sólo vos podés ayudarme. Te pido que lo reconsideres y veas el partido desde la tribuna.

–Isabel...

–Mirá el partido desde la tribuna. Es lo único que te pido.

Francisco accedió resignado, y prontamente ella se dirigió a los vestuarios.

–Lo único que interesa es ganar; si ustedes no entran a la cancha dispuestos a vencer a los Vikingos, van a traer deshonra al gran equipo que alguna vez fue...

—¡Diego! —exclamó Isabel, interrumpiendo al arrogante director.

—Isabel —dijo asombrado—; no vi que estabas ahí.

Movió la cabeza decepcionada; parece que había vuelto 20 años en el tiempo. Estaba de nuevo en el pasado, observando cómo Diego marginaba a distintos compañeros. —Puede retirarse, director. —Isabel... —Puede retirarse —remarcó apartando la mirada de él.

O11CE SEGUNDA PARTE • TERMINADAOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz