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Tres semanas más tarde...

Estábamos Ryan, Devi, Jacke, Scott y yo sentados en la mesa redonda del comedor, habíamos pedido comida china en un nuevo local que había abierto hace dos meses y que los chicos descubrieron hace tres semanas cuando fueron aquella noche al centro de la ciudad. Jacke y Devi estaban enfrentados, discutiendo sobre que la sal no tendría que estar en la mesa.

-Tienes que guardar la sal, y cuando la quieras vas y la buscas- dijo Jacke, Devi lo miró como si lo que acabara de decir fueran las palabras más estupidas que salieron de su boca.

-Para qué? Si ya tengo la sal en la mesa no me tengo que levantar nunca.

-Sí bueno, pero tener la sal en la mesa te induce a consumirla, y eso es malo para la salud.

-Ay dios- dijo Devi y se agarró la cabeza, luego siguió hablando sobre su argumento.

Ryan y Scott estaban enfrentados también, pero no hacían más que mirarse y hablar bajo, era obvio que la discusión de los chicos no los dejaba hablar, así que decidieron mandarse mensajes de texto. Mientras tanto, yo estaba mirando la puerta de entrada, esperando con ansias a que llegara la comida, mi estómago ya estaba crujiendo y mi boca se llenaba de saliva. La puerta se abrió, por un momento creí que fui yo con poderes sobrenaturales, pero luego me di cuenta que Adam había llegado, bueno, o eso parecía. Tenía el pelo pintado de rosa fluo, era más brillante que cualquier cosa que haya visto, y cuando se dio vuelta y nos miró, las dos orugas que estaban por encima de sus ojos eran del mismo color que su pelo.

-Qué te has hecho?- dije asombrada, los chicos se dieron vuelta para observarlo, todos se rieron.

-Qué eres? Un Troll?- dijo Ryan, y luego los chicos rieron.

-Fue una apuesta- comentó Adam, Scott se paró y saludó como si fuera la reina de Inglaterra.

-Gracias, gracias- dijo y se volvió a sentar- te dije Adam que no apostaras conmigo.

-Bueno sí, ya basta de burlarse de mí- dijo enojon y fue a su cuarto.

-Hoy vamos a ir a comprar la cena para Jess?- preguntó Ryan en voz baja mientras se acercaba a mi oído, yo acentí.

-Sí claro, sabes que te ayudo con lo que quieras- le dije.

Hacía unos días le dije que podía ayudarlo a tener una cita romántica con Jessica, aquella chica que conoció en la maestría. Él me dijo que por favor lo hiciera, porque él era muy torpe en esas cosas y tener una chica que pudiera ayudarlo sería genial. Por lo tanto, ofrecí mi ayuda y hoy iríamos a comprar la comida para que ellos puedan comer en un lugar mágico. Ryan y yo decidimos caminar por la ciudad, hablando un poco de la vida, de lo que él pensaba, de si estaba nervioso, de cómo yo veía las cosas y así hasta que llegamos al restaurante, allí pedí unas lasañas de verdura, mientras tanto Ryan miraba la heladera observando aquellas botellas llenas de colores. Cuando terminó el pedido él y yo decidimos seguir caminando por la ciudad y pasar por lugares que recorremos habitualmente.

-Qué es lo que más te gusta de vos?- le pregunté rápidamente, él no se lo esperó pero rió ante la pregunta.

-Que no le tengo miedo a lo prohibido- dijo y luego me miró.

-A qué te referís con prohibido?

-A poner mi vida en riesgo, no sé si alguna vez lo probaste pero la adrenalina y el placer que te da es genial.

-Hace tiempo que no te veo haciendo nada, qué pasó?- pregunté un poco preocupada por su respuesta.

-Nada, cambié un poco. Me alejé de las malas influencias- dijo y miró hacia las vidrieras que estaban a los costados.

-Eran muy malas?

-Las peores.

Temí preguntar algo más, así que decidí mirar hacia el piso y pensar, él suspiró y siguió hablando.

-No es fácil salir de eso, más cuando te gusta, pero lo tenía que hacer, me estaba llevando a la ruina.

-Lo entiendo, me parece perfecto... no tienes miedo de que esas malas influencias vuelvan?- me miró fijo a los ojos, como si yo hubiera leído su mente.

-Ya están de vuelta...

-Y quienes son?- pregunté después de unos minutos.

-No lo puedo decir, me matarían.

-Ellos? Tan grave es el tema?- pregunté asustada.

-No. Si ellos se me cruzan, las cosas van a terminar mal para todos. Hablo de ustedes, si saben que es lo que hice o mejor, lo que no hice, me matarían.

-Fue en contra de nosotros?- él medio asintió medio no.

-Algo así, tenía que dejar que sucediera, pero se nos fue de las manos.

-Nos?- pregunté sin entender nada.

-Sí, a la banda y a mí, se nos fue de las manos.

Hola hola! Cómo están?
He tardado siglos pero aquí está, subiré más rápido? Claro que sí, ya tengo tiempo libre.

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Nos vemosss

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