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Era una mañana muy cálida para ser invierno. Me preguntaba si solo era sensación mía o así estaba el ambiente, caliente, tenso. Estábamos sentados en una gran mesa blanca, a mi lado estaba George y en frente Blas, Taylor y Daniel estaban parados hablando a lo lejos. Estuve pensando en este día por semanas, al fin íbamos a conocer al que se llamaba nuestro capataz. Blas chasqueó sus dedos en mi cara. Él no era muy capas para este trabajo, he salido varías veces con él para hacer transacciones pero siempre la cagaba y de alguna manera terminábamos con armas en la cabeza y pérdida de dinero. No sé porque el capataz lo sigue usando, es inservible.

-Ryan, qué ocurre? Tienes miedo?- preguntó riendo, le hice una mueca y saqué su mano de adelante de mi cara.

-Estoy nervioso, ya lo saben, no soporto la intriga- contesté, Daniel me tocó el hombro.

-Eso se llama tener miedo, pero está bien, los bebés lo tienen.

-Ya basta- dije.

-Cómo creen que es?- preguntó Taylor, todos lo miramos y pusimos cara de no saberlo.

-Yo creo que es viejo y sabio- dijo Blas, mis ojos dieron vuelta.

-Para mí es un tipo con muchísima plata, con traje y del FBI- dijo Daniel.

-Sí que eres idiota- comentó George después de no haber hablado por horas.

-Uno puede soñar- se defendió Daniel.

Todos se callaron y seguimos esperando. Estábamos atrapados en una casucha que se despedazaba, las paredes estaban llenas de moho y el piso estaba que se caía, los únicos muebles que había era la mesa, unas sillas y un colchón tan viejo que parecía polvo. Cuando pasaron cuarenta minutos, el capataz llegó. Se abrió la puerta de par en par, y un tipo un poco más grande que yo apareció. Uno de sus ojos era naranja, no sabía si era una lentilla o si realmente lo tenía así. Sonrió y se nos acercó, en su mano había un arma, la subió y disparó a George, toda su sangre cayó en mi rostro, rápidamente tiré la mesa al piso y me refugié en ella, Blas y Taylor alcanzaron a cubrirse pero Daniel no llegó a tiempo. No sabíamos que estaba pasando, tal vez descubrieron nuestra ubicación.

-Ya pueden salir, pasaron la primer prueba- dijo el chico.

Los chicos y yo no nos movimos, nos miramos, nuestros ojos salían de nuestras cuencas, estábamos muy asustados.

-Pues bueno, mis amigos cercanos me llaman Samuel, mi trabajadores capataz. Ya saben que hacer, ustedes son tres y ellos dos, ellos pueden tener un digno entierro- dijo y comenzó a ir a la puerta- ah, ya me olvidaba, bienvenidos.

El chico salió de la casucha, y lentamente comenzamos a levantarnos. Todos nos miramos, no entendíamos que había pasado. Blas agarró el pie de uno de los chicos que estaban en el suelo y comenzó a arrastrarlo.

-Me ayudan o qué?- dijo, Taylor lo ayudó mientras yo agarraba una pala.

Fuimos afuera de la casa, obviamente era una casa que estaba en medio de un bosque, ahora empiezo a sospechar que el capataz lo tenía todo preparado.

-Samuel, bueno el capataz- dijo Taylor tratando de sacar una charla- que esa era nuestra primer prueba, ustedes creen que va a haber algo peor?

-No lo sé- dijo Blas.

-Claro que lo habrá, que haya matado a alguien no significa nada.

5 meses después

-Aquí tienes- dijo Blas mientras me entregaba una carta - es lo que ordenaste Coronel.

Estaba sentado en mi escritorio, hacia un mes que me habían ascendido, fui el hombre más joven en tener un ascenso tan grande. Ahora todos vivíamos en el mismo lugar, era como una gran mansión para todo el grupo.

Fraternidad Evans Where stories live. Discover now