Segunda parte
-Una vez me preguntaste ¿Por qué había cambiado? – Suspiro – Siento que no he cambiado, sigo siendo el mismo… en cambio tú, te estas volviendo una más…
Ella lo miro enojada, no aguantaría mucho sin antes decirle unas cuantas verdades. Cerró el libro de un golpe y se levando quedando al frente del que llamaba mejor amigo.
-¿Así que soy una más? – Pregunto sin esconder su cara llena de rabia - ¿Eso es lo que piensas de mí?
-Eso es lo que demuestras – se paró de su lugar quedando de una manera dominante, como siempre.
Ella asintió con dolor, las ganas de llorar al escuchar esas palabras.
-Perfecto – tomo el valor – Como soy una más, hasta hoy sabrás de mí.
Tomo su bolso, dispuesta a salir, nunca estaría en un lugar en donde no la querían, cuando se sentía arrimada en un lugar, prefería estar su hogar con la compañía de su hermano y su madre a aguantar al malcriado de Bieber, el dinero lo había cambiado.
-Dame tu celular – dijo antes de que diera la media vuelta.
Ella lo miro son entender, ¿Qué pretendía?
-¿Crees que haría algo en tu contra? – pregunto con dolor, el castaño asintió. Rio con amargura.
Rápidamente busco su aparato electrónico dentro de su bolso y lo dejo caer en el duro suelo del lugar, un crujido salió, la pantalla había quedado totalmente quebrada, lo pisoteo varias veces, para evitar de que algo bueno haya quedado.
-Ya no debe preocuparse – hablo con frialdad – Todo lo que alguna vez recibí de su parte, se lo devolveré, no quiero nada que ver con usted.
Justin sintió un nudo en la garganta, no sabía lo que estaba haciendo, fue algo tan rápido que no podía creer lo que había dicho, la estaba perdiendo y sería muy difícil recuperarla.
Dio media vuelta sin mirar a otras, abrió la puerta y para su suerte estaba su manager y dos de sus bailarines que miraban desconcertados hacia el interior del camerino, al parecer habían escuchado lo que hace minutos había pasado.
Justin mantuvo su mirada en el suelo, era obvio que ella no cambiaría con un simple “perdón” había herido sus sentimientos, estaba solo y era demasiado tarde.
Unos cuantos gritos de los corredores, dando como indicador que era la hora del show, tomo su micrófono que descansaba aun costado, intento no pisar los pequeños pedazos de vidrio, una pequeña memoria negra, llamo su atención, era la memoria del celular de la castaña, los guardo en el interior de pantalón, sería su único recuerdo por un largo tiempo.
Atravesó el lumbral de la puerta, aun con la penetrante mirada de Scooter, intentado buscar una respuesta a lo que había pasado, el castaño lo ignoró y siguió caminando hasta el escenario principal.
Por lo menos podría olvidarse de sus problemas en medio de canciones y gritos de sus fans.
