Segunda parte
-¡Mamá! – dijo con entusiasmo, podía ser mayor de edad y el más famoso del mundo, pero su cariño por su madre siempre estaría en él.
-¡Justin! – Grito emocionada, unas cuantas ollas se escuchaban al otro lado de la línea – Pensé que no contestarías.
Sonrió con nostalgia, últimamente ignoraba muchas de las llamaban que le entraban, además del tiempo en que no tuvo celular.
-Ya sabes, el trabajo – camino por la amplitud de la habitación.
-Debí de imaginarlo – rio con ternura – Bueno, te llamaba para… además de saber cómo estaba mi bebé.
-¡Mamá! – protesto sin dejar de sonreirá, cuanto la extrañaba.
Una carcajada llena de alegría sonó por unos segundos sobre el oído de Justin, obligándole a correr el aparato para evitar quedar sordo. Mirando hasta el fondo del closet para buscar algo que ponerse.
-Estoy bien, si eso es lo que te preocupa dijo – colchándose unos pantalones rojos, holgados hasta las rodilla, aun con el torso desnudo.
-¿Qué fue lo que paso con _____? – pregunto de un momento para otro, haciendo borrar la sonrisa de su rostro, nuevamente el dolor volvía a él.
Suspiro con miedo, a su madre no podía mentirle, después de todo tarde o temprano se enteraría, como siempre.
-Peleamos – dijo sin ganas.
-Si me di cuenta – suspiro, al parecer a ella también le dolía – La vi entrar a su casa hace unos días, cuando debería estar acompañándote.
Ella estaba en casa, viviendo el verano como una joven normal, aunque de alguna manera ella tampoco lo era, ya que a donde iba, la reconocían como la mejor amiga de Justin Bieber, sin embargo a ella siempre le molestaba.
-Cuando pueda, intentare aclarar todo – dijo sentándome en el borde de la cama, mirando su reflejo en el espejo de techo al piso.
-No, lo arreglaras cara a cara – dijo como la madre que debía ser, preocupada por los actos de su único hijo – Con ella viajaremos a Italia para visitarte, en dos semanas.
La puerta de su habitación se abrió de un golpe, haciéndolo saltar en su lugar, pero su calma volvió cuando vio la mirada de tranquilidad de su manager, al parecer ya era hora de continuar con la grabación.
-En ese caso, nos vernos halla – dijo levantándose del lugar, no sin antes tomar una chaqueta color negro – Te estaré llamando, tengo que salir a grabar.
Se escuchó como ella suspiraba con tristeza.
-Entiendo – tomo aire – Además debes contarme muchas cosas, quiero explicaciones.
