CAPITULO 14 - "ESO"

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Karlie agradeció que el metre no reaccionara ante lo que acababa de decir. Parecía un hombre de mente abierta y todo el mundo sabe que los profesionales de la hostelería ven muchas cosas en sus dilatadas carreras. Cuando el hombre escuchó lo de la "cita", y vio que Taylor se acercaba muy sonriente, ni siquiera pestañeó. Se limitó a tirar del extremo de su ceñido chaleco y con toda la cortesía del mundo les hizo una señal con la mano para guiarlas hasta su mesa. Taylor y Karlie permanecieron un buen rato quietas donde estaban, sonriéndose con vergüenza.

-Hola -fue todo lo que dijo Taylor. A pesar de la simpleza del mensaje, le costó muchísimo decirlo. Una oleada de calor subió por su pecho. Tenía a Karlie enfrente, después de tanto tiempo y resultaba raro, porque a pesar de todo, había una extraña familiaridad en la escena.

Era como volver a estar en casa.

Karlie sonrió con nerviosismo.

Taylor guió la marcha hasta la mesa, dejando un rastro de su perfume en el aire que Karlie apreció inmediatamente, y que le hizo ponerse todavía más nerviosa de lo que estaba.

Taylor se había acicalado para la ocasión, era evidente, aunque no le hubiera puesto excesivo empeño. Olía bien, iba maquillada, llevaba el pelo recogido en una coleta y varios mechones rebeldes se descolgaban por su nuca blanca, suave, ligeramente perlada por el sudor que le causaban los nervios.

Por el contrario, ella se sentía sucia, sudada después de un largo día de trabajo, de los apuros en el aeropuerto, primero, y la búsqueda de un taxi, después. Habría matado por una ducha. Se sentía tan fea que se encogió levemente en la silla.

-Estás preciosa -le dijo Taylor, como si le hubiera leído el pensamiento, consiguiendo que se ruborizara pero también que se sintiera un poco más a gusto. Estudió a Taylor con recelo, y al ver cómo brillaban sus ojos supo que no era una burla. Realmente ella pensaba que estaba guapa, incluso así de desaliñada.

-Tú también. Vaya, estás estupenda, la verdad.

¿Y ahora qué? Alguien tenía que romper el hielo y Karlie no sabía cómo hacerlo. Así que probó con lo típico, lo que se había estado preguntando desde que había recibido el mensaje.

-No esperaba que me llamaras tan pronto -comentó, arrepintiéndose en cuanto las palabras salieron de su boca-. Quiero decir que no esperaba que me llamaras.

-Ya. -Taylor se colocó la servilleta sobre el regazo, y empezó a jugar con la copa que tenía delante-. Si te digo la verdad, yo tampoco esperaba hacerlo.

-¿Y por qué lo has hecho?

-Te fuiste.

-Ah, eso. Quería decírtelo, pero no sabía si... ya sabes.

-¿Cómo es que Newman permitió que te fueras? -A Taylor esto le causaba especial curiosidad. No era habitual que el jefe se resignara a perder a uno de sus mejores editores enviándole a una oficina muerta. Esta decisión le había sorprendido casi tanto como su traslado. Quizá más, conociendo los poderes de persuasión del editor.

-Supongo que fue una causa de fuerza mayor. -Karlie tomo una gran bocanada de aire. Se le hacía extraño estar hablando de esto con Taylor, pero comprendía su sorpresa e interés-. Newman estaba enterado de lo que ocurría entre Josh y yo. Al final, la situación se hizo insostenible y decidí que sería bueno poner distancia entre nosotros. Necesitaba tanto un cambio que era eso o dejar la editorial para buscar otro trabajo. Supongo que prefirió concederme un tiempo para aclarar las ideas.

Taylor asintió y dio un sorbo lento a su copa.

-¿Te fuiste por él? -preguntó, aunque ambas sabían que la pregunta que deseaba hacer era otra. Karlie esbozó una sonrisa de medio lado.

101 Reasons to hate (KAYLOR)Where stories live. Discover now