CAPÍTULO 21

1K 118 29
                                    

El edificio central de la policía de Nueva York era el lugar en donde llevaban a todos aquellos criminales que debían ser procesados, tanto vivos como muertos.
Un cadáver llegó esa noche, los forenses lo llevaban en una camilla directo para la autopsia, una vez que llegaron al lugar procedieron a empezar.

—¿Qué tenemos aquí? —preguntó uno de ellos mientras abría la enorme y plástica bolsa oscura. El inerte cuerpo de un hombre yacía ahí.

—Cielos —exclamó el otro forense al ver el cuerpo.

—¿Qué ocurre chico, nunca habías visto uno tan fresco? —preguntó en burla su compañero.

—No es eso, solamente que este cuerpo es tan... extraño, ¿Por qué aún tiene la ropa puesta y qué tiene en el rostro?

—Parece una máscara. —dijo aproximando su mano hacia este, el cadáver abrió los ojos, unos infernales color carmesí. Dagger tomó fuertemente al forense del cuello y sin problema le rompió el cuello de un movimiento.
El otro sujeto cayó al suelo completamente horrorizado, se arrastraba sin dejar de mirar, Dagger puso los pies en el suelo y lentamente caminó hacia él. Se agachó un poco hasta tomarlo por la cabeza con ambas manos, no puso resistencia alguna, y con un gran apretón su cabeza estalló. Una alarma acompañada de luces rojas invadieron el lugar, Dagger se incorporó, limpió la sangre de su camiseta y caminó hasta llegar a un extintor.

—¡No se mueva! —gritó un policía con su arma en alto, lo acompañaban otros dos, pero casi se desmayan al ver los ojos del que pensaron había sido un cadáver. Dagger corrió y sin tiempo a reaccionar golpeó la cabeza del primer policía con el extintor, barrió con la pierna al segundo y le aplastó la cabeza con el cilindro rojo y el último se desmayó al ver la masacre. Comenzó a caminar por los pasillos del lugar con toda la tranquilidad del mundo, mientras la alarma seguía sonando por todas partes, una vez que llegó a la zona principal se enteró porque, La legión de la oscuridad ya lo estaba esperando.
Todo el lugar estaba lleno de los cadáveres de la policía, las paredes estaban bañadas en sangre y cubiertas con agujeros de bala. Los soldados de la legión lo esperaban silentes en los pasillos, todos con sus espadas y armas en alto mostrando la sangre que derramaron.

—Mi señor —dijo uno entregándole una lanza de dos puntas de color plateado.
Dagger tomó el arma sin decir nada, comenzó a caminar directo a la salida y todos sus subordinados le siguieron.—Señor, ¿qué hacemos con el lugar?

—Esta ciudad necesita aprender una lección, no se puede vivir con miedo a la oscuridad, y hoy se los demostraremos, que arda. —Terminó caminando hacia un automóvil.
No faltó decir nada más, en un instante el edificio estalló por completo, la estructura se cubrió de fuego y humo en segundos.

—¿Hacia el muelle señor? —preguntó el conductor del automóvil.

—Diles que preparen el cargamento. Primero tengo que visitar a un viejo amigo...






Rob abrió los ojos lentamente, un delgado hilo de sangre le corrió por la frente pasó por su ojo derecho y terminó en su boca, estaba completamente aturdido, intentó moverse pero estaba fuertemente atado a una silla. Miró aterrado a su alrededor y se topó con una fotografía en donde se veía a él abrazando a su esposa, seguía en su casa.

—¿Amanda, cierto? —preguntó una voz a sus espaldas, Dagger tomó la fotografía—, en verdad era hermosa —Rob intentaba con todas sus fuerzas liberarse, pero no podía, era inútil.

—¿Como?, te vi morir —preguntó al verlo caminar de un lado a otro sin preocupación.

—No sería la primera vez —tomó una silla y se sentó frente a él —¿En verdad pensaste que tu plan funcionaría? Yo contaba con que estarías ahí, yo sabía que no podrías enfrentarme sólo, siempre has sido muy predecible y un cobarde —encendió la televisión de la sala y lo hizo mirar—. La ciudad ha recibido un contundente mensaje.

LOS PROTECTORES: Los Nuevos Héroes Where stories live. Discover now