CAPÍTULO 27

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Alex se detuvo unos segundos para recuperar el aliento, mientras tanto se podía escuchar claramente en la lejanía una batalla, caminó con rapidez a través de los contenedores buscando a Zoey, cuando de un callejón emergió Dagger.

—Dime algo —dijo mientras desaparecía entre los contenedores, Alex empuñó sus bastones con fuerza —, ¿a caso tienes miedo? —rió en la oscuridad y él se mantuvo más alerta que nunca—, eso es algo que ni Rob ni ustedes entenderán...

—¡No te atrevas a hablar de él desgraciado! —y en segundos, todo quedó en silencio.

—No se puede vivir con miedo a la oscuridad —apareció detrás de él y arremetió con su lanza, Alex bloqueó el golpe formando una cruz con ambos bastones, Dagger lo pateó en el pecho y lo arrojó al suelo, inmediatamente Alex giró evitando otra estocada, se reincorporó rápidamente y ambos comenzaron a pelear uno a uno.

—Muy bien Milton entonces ya sabes que hacer —ambos habían llegado al reverso del gigantesco buque en un pequeño bote de motor mientras la batalla en el muelle era librada.

—Seguro, entro al barco, localizo el cargamento, coloco el explosivo y busco una salida.

—Perfecto —Milton saltó del bote y se agarró de las enormes cadenas que portaban el ancla. Howard encendió el bote y comenzó a alejarse lentamente.

—Aguarda, ¿a dónde vas?

—Planeo algo, no te preocupes estaré a tiempo para rescatarte, lo prometo —se alejó finalmente hasta perderse de su vista, Milton continuó escalando la cadena hasta llegar al barco, asomó su cabeza por la cubierta hasta verificar que no hubiera nadie. Y trepó una vez que se aseguró, caminó sigilosamente por la cubierta con el miedo y la paranoia a flor de piel.

Recorrió todo el lugar con sumo cuidado hasta llegar a la popa y fue donde se topó con lo que buscaba, decenas y decenas de enormes contenedores apilados uno tras otro, se quedó unos segundos mirando la pila hasta que un escándalo proveniente del muelle le recordó que no había tiempo que perder. Se acercó con rapidez a uno de los contenedores y para su suerte no fue difícil de abrir.
En su interior había un enorme tanque de cristal que contenía un brillante líquido rojo.

—Howard... lo encontré —su piel se iluminaba de rojo mientras más se acercaba, tocó con cuidado el cristal y no sabía con exactitud por qué, pero se sentía extrañamente atraído por el líquido carmesí.

—Muy bien, coloca el explosivo y huye en cuanto antes —respondió haciéndolo volver a la realidad.
Colocó el explosivo y con una mano temblorosa lo programó para estallar en un minuto. Estuvo a punto de presionar el botón y comenzar la secuencia de autodestrucción, pero estaba absolutamente aterrado, tomó un largo respiro y cuando lo iba a presionar, uno de los soldados de Dagger abrió el contenedor.

—Oh mierda...

La luna se reflejaba en las cuchillas de la lanza, y Dagger la giraba tan rápido y con tanta habilidad que parecía una hélice de un helicóptero. Alex a duras penas lograba evitar o interceptar los cortes, pero en un descuido Dagger logró darle una tajada justo en el abdomen, pero para su absoluta sorpresa a Alex no se le caían las tripas por un profundo corte, todo lo contrario, la armadura ligera del traje funcionaba a la perfección, sonrió un instante y le asestó un puñetazo justo en la mandíbula. Después logró conectarle un par de golpes más para finalmente rematar con una patada baja que logró hacerlo arrodillarse.

—Ríndete —le dijo preparado para continuar con el combate. Y Dagger comenzó a reír.

—¿Por qué? Si esto a penas comenzó... —desenfundó una daga de su bota y pasó su hoja muy cerca de su rostro intentando cortarlo nuevamente.

LOS PROTECTORES: Los Nuevos Héroes Where stories live. Discover now