El árbol sabio.

3.9K 426 6
                                    

No supo cuando fue que se quedó dormido, tampoco supo como es que aquella humana había terminado recostada en su hombro... Lo único que sabía, era que el hanyou se acercaba y tenía que alejarse de ese lugar.

**

Por fin Jaken había levantado​ el campamento, Sesshomaru tenía que buscar respuestas en cuanto a esa humana... Y las encontraría.

—Quédense aquí.—Ordenó, de aquí en adelante seguiría solo.

Se adentró en el bosque, hasta que lo encontró; El árbol sabio.

—Hay una humana que viaja con Inuyasha, su sangre cura a los youkai y hace poco logró convertirse en uno, ¿Por qué?

Un rostro apareció en el árbol y comenzó a hablar.

—No tengo conocimientos de esa chica, su identidad para mí es un misterio... Pero su sangre es única, es capaz de curar hasta una herida mortal, pero cuando está en contacto con la sangre de un youkai se convierte en él, en sus rasgos, en sus poderes y en sus instintos... Tiene que estar lejos de Inuyasha, si tiene contacto con su sangre ella y los humanos que viajan con ella correrán peligro...

**

Narra Azul.

A duras penas abro mis ojos, sintiendo todas las partes de mi cuerpo entumecidas... Lo único que recordaba... Era que nos habían emboscado.

Observo a mi alrededor... Estamos en un campamento, un campamento humano, mis manos estaban atadas y había una mordaza en mi boca que me impedía hablar.

A unos metros estaban Sango, Miroku, Shippo, Kirara y Kagome, en las mismas circunstancias que yo... Busqué a Inuyasha con la mirada y abrí los ojos como plato al verlo encadenado en una gran roca, sin tesseiga.

Oh no.

Poco a poco los demás recobraron la conciencia y un tipo, que al parecer era un bandido se acercó a los chicos.

—Al parecer no llevan dinero consigo.—Dijo en tono burlón.—¿Que hacen viajando con un youkai? ¿Acaso están locos?

—Grr, ¡Cállate maldito!—Grito Inuyasha jalando de sus cadenas, pero están parecían ser bastante resistentes.

Moví mis manos, dándome una idea que tan apretada estaba la soga... Estaba un poco ajustada, pero aún así no estaba bien atado. Sin que los bandidos se dieran cuenta me desaté.

—Oh, no me había dado cuenta de lo hermosas que eran estás mujeres... En especial tú...—Aquel bandido llevando el mentón de Kagome obligándola a mirarlo, ella estaba a punto de llorar.

—¡No la toques!

—Yo hago lo que se me dé la gana.—Encaró a Inuyasha, quién cada vez estaba más furioso.

—No la toques o yo misma te patearé el trasero, imbécil.—Digo una vez que logré quitarme la mordaza sin utilizar mis manos.

El bandido se alejó de los chicos y se acercó a mí, se puso de cuclillas mirándome con malicia.

—Quiero verte hacerlo.—Me retó.

Sonreí antes de patear su cara y mandarlo al piso.

Corrí hacia los chicos, desatando a Kagome y a Shippo... Los bandidos nos rodearon, no podíamos sólo nosotros.

En un impulso de desesperación lancé mi daga y logré romper las cadenas de sujetaban uno de los brazos de Inuyasha.

Así podría liberarse.

—¡Tú, maldita!—El bandido que había golpeado se acercó a mí dando grandes zancadas.

No pudo esquivar el golpe que me mandó al suelo, mi cabello se esparció al romperse mi listón, mi mejilla ardía por el golpe y Kagome retrocedió asustada.

—Así que si eras una mujer... Vaya, realmente pensábamos que no lo eras por tu vestimenta... Mis hombres y yo nos divertiremos muchos con ustedes señoritas.

Un gruñido alertó a los bandidos, todos voltearon al mismo tiempo y observaron asustados.

Inuyasha logró liberarse... Pero también se había convertido en un demonio completo.

—Shippo, Kagome, hay que desatar a los chicos, pronto.

Esa chica extrañaWhere stories live. Discover now