En sus tierras, en sus manos (Parte 2)

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Advertencia: Capitulo largo.

"Mía, sólo mía."

Deshizo el beso y se alejó con lentitud del rostro sonrojado de la castaña.

Esto no debía pasar, no ahora.

—Creo que tienes que irte. No es muy agradable para tí saber que no tienes mucho control sobre tí mismo.—Murmuró la ojigris sin atreverse a mirarlo.—Comprendo está situación y... Me mantendré alejaba...

—Lo sabes.—Afirmó, el rostro sonrojado de la chica lo dijo todo.

Sin atreverse a mirarlo a los ojos asintió.

—Celo.—Abrió los ojos, sorprendido. Eso... no se lo esperaba—Lo supe hace unos días... Myoga se encargó de explicarnos eso a mí y a Inuyasha.

Aún recordaba esa vergonzosa situación. Por segunda vez en su vida le daban "la charla", y esa vieja pulga no se andaba con rodeos, se encargó de explicarles cada penoso detalle de la temporada en la que los youkai estaban en celo, así como sus rituales.

—¿Y yo por qué tengo que escuchar esto?

—Porque el hermano de Inuyasha-Sama está interesado en usted, y debe de estar informada... También para que sea usted quién le expliqué esto a Kagome-Sama, porque dudo que Inuyasha-Sama deje que lo haga.

Recordó sus palabras. Aún así, no se atrevió a contarle nada a Kagome, cosa que el hanyou le agradeció, ya que no sería capaz de mirar a la miko a la cara de nuevo.

Por otro lado, además de sentirse avergonzada, se sentía muy confundida. Sabía que aquel youkai de ojos dorados sentía algo por ella, pero... ¿La quería tanto? ¿Hasta ese punto?

"Él... Hasta hace poco odiaba a los humanos... Y sigue haciéndolo..." El peor enemigo que tenía era su mente misma, su cabeza maquinaba miles y miles de dudas. Atormentandola, atormentandose.

—Los humanos son seres débiles.

—Los humanos no son tan débiles cómo piensas. Te lo he dejado en claro muchas veces. Kagome, Sango, Miroku, yo, luchamos, nos volvemos cada vez más fuertes para protegernos los unos a los otros. La debilidad es un factor que cambia si te lo propones.—Dijo a la defensiva.

¿Por qué salía con un tema de esos justo en ese momento?

Hasta que lo entendió.

Él... No quería lastimarla... ¿Tendría miedo de hacerlo? ¿Él?

Los ojos del inu youkai se volvieron rojos, justo como pasaba cuando iba a transformarse, tomó de nuevo a la castaña de la cintura y la acorraló contra la pared.

—Débil.—La castaña frunció el ceño.

En un movimiento, se soltó de su agarre e intercambio los papeles.

—Te equivocas.—El peliplata sonrió con orgullo antes de volver a besarla.

—No...—Aquellos pensamientos que atormentaban a su mente llegaron de golpe, obligándose a separarse del youkai.—Tú... No quieres esto... Tú odias a los...

—No me importa.—La calló.

"Mientes..." Pensó con tristeza mientras cerraba sus ojos con fuerza... No quería mirarlo y darse cuenta que sus pensamientos eran acertados. Pero él tomó su mentón, levantando su rostro sonrojado.

—Abre los ojos.—Ordenó

Lo que realmente hizo que la castaña acatara esa orden fue la forma en que lo dijo, no lo había echo con un tono frío y autoritario, como lo hacía normalmente... Lo dijo con...

Esa chica extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora