Llegó el invierno.

2.7K 304 9
                                    

Al pasar los días las hojas de los árboles cayeron, el aire se hizo más frío y la castaña junto con sus amigos ayudaban a los aldeanos cortando leña para el invierno que estaba cerca.

—¿Seguro que puedes con toda esa leña, Shippo?—Volvió la preguntar la ojigris.

—No te preocupes, yo puedo solito.—Respondió tomando la leña entre sus manos y caminando de regreso a la aldea.

Azul mientras tanto, cortaba más leña, había convencido a la anciana Kaede que le diera un hacha. Ella, un poco sorprendida aceptó su petición.

No era muy normal que las mujeres fueran las que trajeran leña a la aldea, pero ella no era de esa época, ni siquiera de esa región había dicho.

Cuando creyó que fue suficiente leña guardó el hacha en su mochila (o lo que pudo caber) y caminó de regresó a la aldea.

Para su sorpresa, se encontró en el camino a Kaoren, quién observaba como una de sus llamas azules se alejaba hacía el bosque.

—Konnichiua Kaoren.—Lo saludo acercándose a él.

El kitsune blanco la miró extrañado.

—¿Qué pasa?—Preguntó al ver la cara del peliblanco.

—No pensé que una mujer pudiese cargar tanta leña como si nada.—Admitió con una gotita de sudor en su frente.

—Que no te sorprenda, este tipo de trabajo no es tan pesado como lo imaginan.—Dijo con una sonrisa.—Además, no me gusta quedarme sin hacer nada.

—Es bastante singular, Azul-San.—Se acercó a la castaña y tomó la mitad de la leña que había en sus manos.—Le ayudaré.

—Está bien, arigato.—Ahora ambos caminaban rumbo a la aldea.—¿Estabas entrenando?

—¿Por que lo dice?—Preguntó.

—Vi que lanzabas tu fuego al bosque, supuse que estabas entrenando.

—No. Sólo es un truco de un kitsune.—Se encogió de hombros, restándole importancia.—Akari ha querido hablar con usted desde hace días. Desafortunadamente usted ha salido de la aldea la mayor parte del día.

—Si...—Respondió desviando la mirada.

Los últimos días se había dedicado solamente a ir al bosque y recolectar leña. Quería ocupar su mente lo más que pudiera este invierno.

—¿Por qué no viene a visitarnos al atardecer?—Preguntó una vez que llegaron a la aldea y dejaron la leña fuera de la cabaña de la anciana Kaede.

—Claro.—Respondió casi de inmediato.—Ahí estaré.

**

Suspiró de nuevo con los brazos cruzados.

Extraño.

Shippo, Miroku y Sango salieron de la aldea poco antes de que ella regresó con la leña, la anciana Kaede se lo había informado. Además, por algún extraño motivo Kagome se había ido de repente acompañada de Inuyasha, no le molestaba, pero... Le resultaba muy extraño.

Movió su cabeza de un lado a otro, alejando esos pensamientos paranoicos que se habían formado en su mente. Miró frente a ella, la cabaña que Kaoren había construido para su familia y entró.

  —Azul-San.—Dijo Akari en tono alegre al verla.

—Konnichiua Akari.—Saludó con una sonrisa.— Ya te había dicho que sólo me llamaras Azul, sin el "San".—Desvió la mirada el pequeño que tenía en brazos.—Hace tiempo que no los veía.

Esa chica extrañaWhere stories live. Discover now