capitulo 2

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Freddie se despertó sobresaltado, su frente sudaba y respiración agitada. No podía olvidar las palabras que su madre le había dicho. Trató de enfocar su mirada más allá del sillón en donde se encontraba y no logró nada. A pesar de sentir frío, su cuerpo estaba sudado a causa del sueño. Rato después dejó escapar un suspiro ahogado, trataba de no llorar otra vez. No podía negar que estaba muy asustado, demasiado, pero ella era su amiga y se mantendría firme.

Él sintió una mano rosando levemente la piel descubierta de su pierna. Al principio se tensó porque no veía nada para luego relajarse al ver a su amiga. Tenía los ojos rojos y parecía no haber dejado de llorar nunca, pero por su respiración tranquila supo que estaba tranquila.

-Sam... deberías estar durmiendo -susurró el castaño con voz rota, él no estaba bien.

-No tengo sueño... -murmuró acercándose a él. -¿Por qué lo hiciste? No estás obligado a hacer nada, ni siquiera a cumplir con esto -dijo señalando su vientre.

-Lo sé, pero quiero hacerlo -su voz se quebró en el última palabra logrando que Sam derramara un par de lágrimas, que ni siquiera molesto en borrarlas.

-No estás bien, Freddie. Estás dejando toda tu vida de lado por mí y no me lo merezco -sus brazos rodearon mi cuerpo mientras yo dejaba escapar un gemido de dolor.

-No digas eso... tú te mereces todo -su cuerpo temblaba descontroladamente. "Él no está bien" se repetía la rubia una y otra vez.

Ella se alejó solo un poco para ver a su amigo. Él tenía la mirada fija en el suelo y no se atrevía a hacer contacto con Sam.

-Freddie, mírame -lo vio fruncir el ceño y luego subir la mirada. -Déjalo salir...

Él aumento su agarré en su cintura con tanta fuerza que le costaba respirar, pero merecía desahogarse. Sam entendía a la perfección ese sentimiento, lo estaba viviendo en carne propia con su madre, pero para él era más difícil. La madre de Freddie nunca le había dado la espalda, nunca se había comportado como hasta ahora.

Sus sollozos la desarmaban, cada vez le era más difícil respirar. Debía calmarlo o lo perdería.

-Freddie... por favor, no te pongas así... -trató de sonar segura, pero no lo logró. -Sé que estas así por mi culpa...

-No, no lo es -dijo entre hipidos. -Eres mi mejor amiga... eres como una hermana y yo... yo solo quiero ayudarte.

Eso logró molestarla un poco. Si era su amiga, ¿Por qué quiere arruinar su vida de esa forma?

-Mierda, Freddie, pero en que cabeza cabe que tu me podrías ayudar destruyendo toda tu vida -le gritó sin medir mis palabras.

Entonces se rompió. "¡Maldición lo rompí! Soy una estúpida por hacerlo tan miserable" se reprendía mentalmente.

-Lo siento... -susurró abrazándolo con fuerza. -No quise decir eso...

-Te ayudaré a superar esto, Samantha Puckett... -su determinación le hizo estremecer. -Te lo prometo.

Ella no pudo evitar sentirse protegida en ese momento, nunca nadie le había prometido algo con tanta intensidad. Se dejó caer lentamente sobre su regazo, al principio fue incomodo para los dos, pero luego dejó de importarles. Ella cerró los ojos suspirando, los latidos de Freddie la tranquilizaban. Lentamente se dejó abrazar por el cansancio y se durmió como su amiga, sintiendo el calor de su cuerpo.

**Freddie**

El olor del tocino golpeó mis sentidos. Abrí los ojos y me di cuenta que aun estaba en el mueble de la sala de Carly. Mi estomago comenzó a gruñir, no me había dado cuenta del hambre que tenía. Entonces intenté levantarme y sentí un peso sobre mi pecho. Era Sam, aun dormía profundamente.

Yo te cuidaré (seddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora