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Son cerca de las seis de la tarde cuando me encuentro en mi turno de la librería. Es un trabajo muy tranquilo y, además, casi no hay clientes. No sé si eso es bueno o malo, pero me permite tomarme un breve respiro de todas mis actividades y realizar mis tareas tranquilamente. Hoy especialmente he atendido a un reducido grupo de no más de cinco personas, y una de ellas se fue con las manos vacías porque aquel famoso best seller de temporada que estaba buscando se había agotado. Es triste. Pero no podría quejarme de todos modos, me siguen pagando por ello. Aunque me gustaba consolarme a menudo pensando que la mayoría prefería ir a las bibliotecas públicas con ubicaciones más céntricas y menos recónditas.

¡Eunbin! — escucho gritar desde las estanterías del fondo donde se encuentran los libros en otros idiomas. Un castaño asoma su cabeza por encima de los libreros con una mueca graciosa plasmada en su cara. —¿Cuál debería ir primero; The Red Pawn o The Old Man and the Seau? —pregunta y alza los libros para que yo pueda verlos. Río ante su pronunciación y él entrecierra sus ojos hacia mí.

Se trata de Jung Hoseok. El sol del lugar. Y mi compañero de trabajo. Es un chico agradable y la mayoría de las veces tiene una sonrisa plasmada en su rostro, me pregunto si no se cansa de sonreír a veces.

Aunque es muy ruidoso. A Hoseok le gusta recibir a gran parte de la clientela con soniditos raros que yo no logro identificar, y es todo sonrisas cuando se trata de recomendar un libro. Es el empleado ideal. Yo vendría a comprar libros todos los días si eso me aseguraría obtener al menos mi dosis diaria de él.

—El abecedario, Hobi—le recuerdo con una sonrisa y devuelvo mi vista al monitor de mi portátil. Él hace uno de sus muy característicos soniditos raros y sigue con lo suyo. Al parecer, le dicen Hobi de cariño, y una vez que escuché de ello, no pude evitar no hacerlo también. Aunque en ocasiones siento que estoy llamando a una especie de bichito. Es adorable, de todos modos.

Con pesadez compruebo que no hay nada en la bandeja de entrada de mi correo electrónico más que tontas promociones de tiendas en línea a las que no recuerdo haberme suscrito. Había estado tratando de aplicar a una beca por excelencia estos últimos días, pero no había noticias para mí. Se está haciendo todo tan pesado para una joven universitaria con dos trabajos de medio tiempo.

Nuevamente, la voz de Hoseok logra sacarme de mis cavilaciones: —Hey, ¿qué le regalas a tu pareja por su primer aniversario?

Su pregúntame me toma desprevenida y frunzo el ceño sin premeditarlo siquiera. Hoseok hace su camino hasta mí y se deja caer en la silla a lado mío, detrás de la caja.

—¿No lo sé? Nunca he tenido una pareja—me sincero. El castaño resopla, parece abatido.

—He estado buscando el maldito regalo perfecto por semanas—. Recuesta su cabeza sobre la barra que separa la tienda de la caja. Su mejilla se aplasta y me río ante esa visión. —Bueno, si tuvieras un afortunado novio, ¿qué le regalarías?

—Teniendo en cuenta que es el primer aniversario— hago una pausa y llevo mi índice a mi barbilla, como si pareciese que estoy meditándolo, cuando realmente son cosas que no me importan en lo absoluto—, creo que algo de Gucci— continuo, bromeando obviamente, pero Hobi no parece captarlo. Se reacomoda en su sitio y me observa con ambos ojos bien abiertos. Este chico es todo un caso, ¿no estará pensando...?

—¿Cuántos riñones tendré que vender para comprar algo así? ¿cinco?

—Sólo tienes dos riñones, de todos modos. Y era sólo una broma, Hobi.

Hoseok no me escucha y noto un brillo de determinación en sus ojos.

—Definitivamente algo de Gucci le gustará—susurra más para si mismo nada. Yo ruedo los ojos, no va a escucharme, de hecho.

Bad Mood; Min YoongiWhere stories live. Discover now