C u a r e n t a y o c h o

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Era el día de la graduación. Por fin recibiría mi diploma como egresada, lo malo sería tener que decir la mitad de un discurso sin que la lengua se me trabara.

Mis recuerdos sobre qué pasó antes de sentarme entre las personas para escuchar el discurso del director, son completamente difusos. Llegué con mis padres al colegio para la ceremonia, vestida con la toga y guardando en uno de los bolsillos mi parte del discurso. Me encontré con las gemelas en la entrada de Jackson, luego con Eli. Los padres de Felix estaban en el interior de Jackson recorriendo los pasillos con entusiasmo, rememorando vivencias de su adolescencia. Detrás le seguía Felix, con una expresión de querer que la tierra lo tragase, pues a su lado Joseff lucía tan entusiasmado como sus padres, hablando Dios sabrá de qué.

Después de eso, llegué a la formación y me senté junto a mis demás compañeros.

—¿Estás nerviosa, bonita?

Lo olvidé. La formación era de acuerdo con el apellido y a Alex le tocó sentarse a mi lado. A dos sillas de mí, Jo se giró al escuchar el bonita. Ya podía imaginar el escándalo que haría solo por verme charlando con quien seguía considerando un enemigo potencial.

—¿Tú no?

—Yo no soy el que dirá un discurso frente a todos. —Se acercó confidente—. Aunque, aquí entre nosotros, tengo un miedo terrible a tropezarme y caer cuando suba al escenario.

No había pensado en ese hecho terrible. Di un grito ahogado que se pronunció por sobre el discurso de director. Por suerte, entre tantas personas, nadie sospechó de quién se trataba.

Guardé la compostura. Mi orgullo de McFly no quería verse vulnerable frente a Alex, enderecé la espalda y fingí un interés inexistente en el escenario.

—Pues con esas piernas largas que tienes dudo que caigas. Y con los bailes extraños que hiciste para la fiesta de graduación, no puedes hacer más el ridículo.

—Yo le seguía el juego a mi acompañante.

Ese «acompañante» fue tan alargado y pausado como la más despiadada de las torturas. Bien sabía yo que lo hizo para provocarnos; para todos fue una enorme sorpresa que Alex llegara con Eli. A mí casi se me cae la cara al notar que cierta pareja era el hazmerreír de todos los presenten en la pista. Durante la premiación, el dúo estuvo ocultándose, fueron las gemelas las que me dieron esa descabellada noticia. ¿Qué pasó después de eso? Es una pregunta sin respuesta.

—Cierto, eres un experto en "seguirle el juego" a las personas.

Alex tuvo que cubrirse la boca para no reír más fuerte.

—Eres fascinante, bonita, ¿te lo había dicho antes?

—Ni idea. Tus halagos me tienen sin cuidado.

—Lo digo en serio. —Su cambio en el tono de voz me hicieron volver a mirarlo, escéptica de sus palabras—. La persona que se gane tu corazón será un afortunado. —Recorrí las cabezas de mis compañeros hasta lograr ver a Felix a unos metros más adelante. Alex soltó una risa seca—. Hay que ser muy valiente para enamorarte aún sabiendo que acabarás con el corazón roto.

Un beso bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora