Capítulo 3

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En las afueras del centro pokémon un oficial de policía hablaba con la enfermera encargada, su aspecto alto y de una expresión severa hacía que la mujer de no más de treinta y cinco años se sintiera incomoda e intimidada.

Por una pequeña conversación que sostuvo con una chica que vio algo extraño en las cercanías de los caminos de la ruta hacia ya más de 11 días, pero esta se había ido a entrenar en los bosques próximos al camino viejo.

Solo había dejado a su mudkip que jugueteaba con la manguera de agua que estaba suelta de los jardines paralelos a las ventanas de la sala de estar del centro.

Una chica de cabello hasta el hombro caminaba hasta llegar al estacionamiento de la edificación en donde guardaba su motocicleta mientras compraba provisiones para su viaje.

Un joven agente cortó su paso dirigiéndole una mirada fría y penetrante, sus ojos se veían con desconfianza e ira, pero para seguir su papel se identificó sacando sus credenciales que lo acreditaban como agente de la policía local de ciudad Azafrán, y dentro de poco en detective.

-Señorita Hilda. Solo quiero hacerle unas preguntas.

- ¿Acerca de qué?-Hilda intentó jugar con su suerte.

El oficial sacó un papel de una denuncia estándar que se pueden llenar para dar quejas de todo tipo de asuntos, todo de manera anónima para evitar problemas.

-Respecto a esto.

-Supongo que la palabra "anónimo" tiene un nuevo significado- soltó cansada.

-Acompáñeme a la estación, la escucharé todo lo que quiera allá-mencionó en connotación agresiva.

Para Hilda una estación era el último lugar en el mundo donde quisiera estar, y su expresión aunque digna se observaba dudosa y un poco de temerosa al respecto. Tuvo que pensar en algún tipo de excusa, buscar en las memorias indeseables pero que, en ese momento, eran su mejor opción.

-Si lo que quiere es hacerme simples preguntas creo que la enfermera estará más que dispuesta a prestarnos su oficina. Oficial Lucas-opinó.

-Creo que es mejor ir a la estación por su seguridad-replicó Lucas apretando un juguete en su bolsillo derecho.

-Tengo que recoger a mis pokémon, iré cunado pueda-Hilda sonrió forzadamente pero creíble dado su pasado.

-La esperaré.

En sus mentes ambos dedicaron una inmensurable cantidad de groserías y maldiciones variadas como las flores de un jardín. El joven agente alto y de piel neutra tramaba hacerla pasar por la salida alterna del centro para que nadie, aparte de la encargada, tuviera contacto con ella.

Hilda había comenzado a desesperarse como siempre en momentos en donde la serenidad debía de imponerse, el policía se mostraba atento a cada movimiento y había notado la manera en como movía sus nudillos. Para cuando ella se percató, era evidente su intento de controlar sus nervios.

Por su mente pasaban escenarios cada uno peor que el otro si iba a la estación y revisaran sus datos y descubrieran su pasado. Incluso salir huyendo después de recuperar a su pokémon le pareció viable.

Fue entonces cuando vio que el oficial Lucas se adelantaba y la dirigía a la salida de servicios urgentes del centro, un lugar solo para que las enfermeras trataran de manera privada a los pacientes.

Todo estaba acabado hasta que observó a su pokémon jugando en el jardín delantero, corrió hacia el recordando otra característica de la ley de la ciudades como Azafrán, se podían tomar declaraciones en cualquier lugar siempre y cuando hubieran dos oficiales y un civil junto al testigo, por ello los oficiales se movían en parejas.

Pokémon: Sweet and Bitter StepsWhere stories live. Discover now