Parte 11

357 9 0
                                    

Poco después llegó Kurt. Aparentemente llegaba un poco tarde, pues oí que la Trabajadora Social
decía:
-¡Por fin! La cena se va a enfriar.
Creo que después Kurt miró a mamá.
-Tesoro, ¿alguna novedad?
-No, ninguna -respondió mamá con voz llorona y Kurt preguntó:
-¿Pasa algo? ¿La policía ya...? -en ese momento intervino la Trabajadora Social:
-¡Nada! La policía duerme y escribe multas. No se mueven para nada, pero la, la... -me podía
imaginar que estaba parada en la puerta de la cocina y señalaba hacia mi habitación.
-¿Qué pasa con Érika? -preguntó Kurt.
La Trabajadora Social chilló que yo me había comportado descaradamente, mamá sollozó que yo
me había escapado y regresado sola a las siete y cuarto, y Oliver salió de su habitación y gritó:
-¡La han golpeado! ¡La han golpeado muy fuerte!

-¿Quién le ha pegado a quién? -preguntó Kurt.
-¡Mamá a Érika -gritó Oliver. La Trabajadora Social gritó que ésa era una pregunta estúpida.
-¿A dónde vamos a llegar? -gritó.
Oliver gritó que ya no quería a mamá por haberme pegado. Eso hizo enfadar aún más a la
Trabajadora Social.
-¡Cállate! ¿Cómo te atreves a decir eso? -gritó.
Oliver dijo:
-Beee -y mamá lo amenazó con una bofetada. Al mismo tiempo oí la voz de Tatiana: quería
sentarse sobre los hombros de Kurt.
Durante un rato había tal alboroto al frente de mi puerta, que no podía entender palabra.
La que más gritaba era Tatiana. Después supe que quería subirse a los hombros de Kurt y que se
cayó encima de Oliver cuando iba en la mitad, y luego Oliver se cayó con Tatiana encima y mamá
aseguró que todo era culpa de Kurt porque no le había ayudado a Tatiana a treparse.
Por fin la gritería se convirtió en murmullos que calmaba a Tatiana, y las voces se alejaron.
Me acosté y traté de imaginarme algo agradable, pero no pude. Más tarde la puerta de mi
habitación se abrió y entró Kurt.
Me dijo que fuera a cenar. Yo me negué.
-¡Vamos, no sea tontita, ven! -dijo.
Yo me negué de nuevo con la cabeza. Era verdad que no quería. No tenía ganas de verle la cara a
la Trabajadora Social ni a mamá.
-Te lo pido, Kurt -gritó mamá desde la cocina-. Si no quiere, déjala.
-Ven. vamos, ¡hazlo por mí! -dijo Kurt. Kurt me pedía algo muy rara vez y yo estaba dispuesta a
pararme inmediatamente e ir con él al comedor, cuando mamá miró por la puerta abierta y empezó a
reñir de nuevo. Fue cuando me volví a acostar.
Mamá refunfuñó.
-Kurt, déjala, deja a la dama. ¡La dama está ofendida! ¡Está loca si piensa que le voy a creer sus
historias!
-¡Por favor! -suspiró Kurt y miró a mamá desesperado.
-¿Qué quieres decir con: «por favor»? -gritó mamá-. Acaso debo aceptar tranquilamente que ande
sola por ahí...
-¿Y qué? -preguntó Kurt.
Antes de que mamá pudiera responder, la Trabajadora Social estaba ahí.

-Pienso que te comportas de una forma grotesca.
Todo tiene su límite -gritó Kurt y añadió-:Ustedes me destrozan los nervios.
La Trabajadora Social respiró con dificultad, como los pescados antes de morir. Mamá sollozó de
nuevo.
Oliver pasó por entre la Trabajadora Social y mamá hasta mi cuarto, y dijo:
-Érika estaba en el cine y la próxima vez me llevará con ella.
Con seguridad que no quería acusarme. Es demasiado pequeño para cerrar la boca y guardar un
secreto sin contárselo a todo el mundo.
-¿Es verdad que estabas en el cine? -me preguntó Kurt. Yo asentí.
Kurt agarró su chaqueta y sacó su billetera.
-Los cines están muy caros -dijo-. De tu mesada no puedes haberlo pagado -tomó un billete de
cincuenta chelines y me lo dio. La Trabajadora Social tenía una mirada de pescado muerto. No sé qué
mirada tenía mamá porque se dio la vuelta y se fue a la habitación.
-Cuando vuelvas al cine te daré dinero -dijo Kurt y añadió-: ¡Ahora vamos a cenar! No vamos a
echar a perder nuestro apetito.
Realmente no tenía ganas de verle la cara a mamá y a la Trabajadora Social, pero no podía
desilusionar a Kurt.
Las dos se sentaron a la mesa como si estuvieran en un funeral.
Kurt se comportaba como si no hubiera pasado nada. Hablaba conmigo, con Oliver y con Tatiana.
De vez en cuando le preguntaba algo a Tatiana, cosas sin importancia. Mamá respondía solamente con
«sí» o «no», pero de repente Kurt preguntó algo a lo que no se podía responder así y mamá no
respondió nada.
-Está enfadada conmigo -le dijo a Oliver y se rió.
-¿Por qué está enfadada? -preguntó Tatiana.
-No lo sé -dijo Kurt.
-¿Por qué estás enfadada con papá? -preguntó Tatiana.
-No estoy enfadada con él -le dijo mamá a Tatiana, y Oliver le dijo a papá:
- Ella no está enfadada contigo -entonces Kurt me dijo:
-Qué bien que no está enfadada.
Fue una conversación ridícula y aparentemente mamá creyó que se estaban burlando de ella.
Empujó el plato y se levantó.
-Así a cualquiera se le quita el apetito -dijo y abandonó el comedor.

Después de la cena recogí los platos y los cubiertos y lo puse todo en el lavaplatos. Limpié la mesa


del comedor con un trapo húmedo y recogí las migajas que habían caído al piso. Mamá estaba con


Tatiana en la habitación y oí que leía. Todas las noches le lee a Tatiana una página de un libro. Kurt


tomó la mesa del televisor y la hizo rodar hasta su alcoba. Ahora no puede ver televisión en la sala


pues la Trabajadora Social duerme en el sofá y se acuesta a las nueve y media.


Yo estaba en el baño y me lavaba los dientes, cuando pensé: «Esto fue todo por hoy».


Pero me equivoqué totalmente. Inmediatamente después de que me limpié la cara y después de


que Kurt llevó la mesa del televisor a la habitación y le pregunté si podía ayudarle en algo,


inmediatamente después, sonó el timbre. Miré el reloj. Faltaban diez minutos para las nueve, y era


muy extraño que alguien viniera a esa hora. Sólo alguien que hubiera llamado antes y a quien


estuviéramos esperando vendría a esa hora, pero no esperábamos a nadie.


Pensé que sería algo relacionado con Ilse. Quizás alguien de la policía, o tal vez la misma Ilse. El


corazón me latía fuertemente.


Creo que Kurt pensó algo parecido, pues miró hacia la puerta y no se movió.

Por favor, vuelve a casaWhere stories live. Discover now