Capítulo 11

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Me encuentro frente a su casa, con mis cosas en la mano. Respiro profundamente para calmarme y lograr que las lágrimas se vayan. Camino por la calle en busca de la casa de Lukas, ya que por lo que tengo entendido, vive cerca de Álex. Tomo mi celular y marco su número. Pasan unos cuantos segundos antes de que este conteste.

-¿Lukas? -Pregunto al borde del llanto. Trato de calmarme. No puedo llorar por Álex.

-¿Nina?, ¿Qué sucede?, ¿Estás bien? -Lukas siempre ha sido muy cercano a mí también. Después de Álex, claro. Cuando Álex no está en la ciudad, Lukas y yo solemos juntarnos a ver películas, a comer o simplemente a hablar.

-¿Puedo... Puedes recibirme en tu casa? -Pregunto nerviosa. Siento que estoy pidiendo mucho, ya que fácilmente podría irme a mi casa, y no molestar a nadie. Pero necesito hablar con alguien. Y Lukas es el indicado para eso.

-Claro, no hay problema linda. ¿A qué hora? -Pregunta.

-¿Ahora? -Pregunto riendo. Luego muerdo mi labio tratando de aguantar las lágrimas. Me siento tan sola. No solo porque Álex me acaba de echar de su casa, sino también porque la calle está vacía, y el único sonido que logro escuchar es la voz de Lukas al otro lado de la línea.

-Claro, Sabes que vivo en la misma calle de Álex, ¿Verdad? -Asiento, pero luego recuerdo que no puede verme.

-Sí, pero no recuerdo el número de tu casa. -Respondo.

Lukas me dice el número antes de colgar la llamada y camino rápidamente, repitiendo el número en mi cabeza para no olvidarlo. Miro las casas en busca de la indicada, y una vez que la encuentro, toco la puerta desesperada. Lukas abre y me mira con tristeza.

-Nina. -Dice dulcemente mientras abre sus brazos para abrazarme. Me acerco a él y dejo que me rodee con sus brazos. Lágrimas caen por mis mejillas antes de que me dé cuenta, pero los movimientos circulares que hacen sus manos sobre mi espalda me tranquilizan. Él es como la amiga que no tengo. Si bien no es mujer, le puedo contar todo lo que me sucede; me entrega los mejores consejos; y si necesito una subida de ánimo, él siempre estará ahí esperándome con una cassata de helado y mi película favorita.- ¿Álex? -Pregunta. Lo miro desconcertada.

-¿Cómo sabes? -Pregunto. Sí, Lukas nos vio ayer, pero estaba muy borracho. Dudo que lo recuerde.

-Marcus los vio irse juntos. -Marcus es otro de mis amigos, y por consiguiente, amigo de Lukas.- ¿Qué pasó, pequeña? -Pregunta mirándome directamente a los ojos.

-No lo sé. Me echó de su casa, Lukas. Me dijo que tomara mis cosas y me fuera. -Respondo mientras seco mis mejillas. Él vuelve a abrazarme y me hace pasar.

Me indica que suba a su habitación y eso hago. Abro la puerta y camino hasta su cama, donde me siento mientras él va en busca de algo para comer. Lukas sabe exactamente lo que necesito cuando estoy triste. Sube con una cassata de helado de frambuesa y dos cucharas. Se sienta al frente mío y me entrega una.

-Nina, mira. Sé que necesitas mi apoyo en este momento, y quiero dártelo, de verdad. Pero Álex también es mi amigo, y me llamó porque necesita desahogarse con alguien, al igual que tú. -Al escuchar su nombre, mi corazón se acelera. ¿Está tan afectado como yo? -No podía decirle que no, porque no me gusta estar de un solo lado, ¿Sabes?, y si rechazaba su petición, te estaría eligiendo a ti, y lo estaría dejando de lado a él. Así que le indiqué que viniera a las 4 de la tarde, ¿Sí? Aún tenemos 5 horas solo para nosotros. Espero que entiendas.

-No te preocupes, Lukas. Te entiendo. No quiero que tengas que elegir entre ambos. A las 4 ya me habré ido, ¿Sí? -Lo tranquilizo. No me molestaba en absoluto que se haya hecho el tiempo para consolar a Álex también, de hecho, me hace apreciarlo aún más. Que él sea así, y que no le guste elegir bandos, lo hace una persona bastante madura y un muy buen amigo.

-¡Genial! Bien, ahora cuéntame, ¿Qué fue lo que pasó? -Pregunta antes de meterse a la boca una cucharada llena de helado.

-¿Estás seguro de que desear saberlo todo? -Pregunto insegura. Siempre le había contado todo lo que me sucedía con lujo de detalle, pero ahora era distinto. Él conoce a Álex, y es su mejor amigo. Además, yo jamás había hecho con alguien más, lo que hice con Álex, por lo que Lukas jamás había escuchado cosas de ese estilo de parte mía.

-Sí. Alto, no. ¿Se acostaron? -Pregunta con los ojos abiertos del asombro.

-¡No!, claro que no. -Aclaro rápidamente. -Pero estuvimos cerca. -Confieso en un susurro.

-¡¿Qué?! Nina, pensé que no cederías tan rápido. ¿Qué ha hecho Álex contigo? -Comenta. Su comentario me hace reír, pero aún la tristeza me invade al escuchar su nombre.

-No lo sé. Lukas, no entiendo por qué estoy tan afectada. No debería llorar por él. ¡No somos nada! -Comento frustrada.

-Wow, Nina. Alto ahí. Claro que son algo. Puede que no hayas tenido forma alguna de ponerle nombre a lo que tenían, pero "nada" no eran. Si tú y Álex fueran "nada", no se conocerían. Porque de alguna manera u otra, ustedes siguen siendo amigos, aunque estén intentando ir más allá de su amistad. -Oh no. ¿Por eso se habrá enojado Álex conmigo?

-Dios, Lukas, lo arruiné todo. Álex me echó de su casa justo después de haberle dicho eso. Soy una idiota. -Digo mientras las lágrimas vuelven a llenar mis ojos una vez más. ¿En qué momento Álex se ha vuelto una persona tan importante para mí? Jamás había votado siquiera una lágrima cuando nos peleábamos, hasta ahora.

-Nina, no puedo creer que le hayas dicho eso. Lleva mucho tiempo enamorado de ti. ¿Sabes lo mucho que le debe de haber dolido? Supongo que ahora entiendes por qué se enojó, ¿Verdad? -Me pregunta, asegurándose de que haya entendido mi error. Asiento y dejo caer las lágrimas que estaba conteniendo. El sonido del timbre nos interrumpe y Lukas se pone de pie y se dirige a la puerta para salir de la habitación. -Lo siento, debe ser la pizza que ordené antes de que llegaras.

Lukas sale de la habitación, dejándome sola con la cassata de helado. Mala idea. Me lo comeré todo. Lukas abre la puerta principal y habla con el repartidor, aunque no puedo comprender lo que le dice. Luego escucho como alguien sube las escaleras torpemente. Lukas seguramente no puede ver por dónde camina, ya que el envase de la pizza y los platos deben tapar su visión. Abro la puerta de su habitación, salgo de ella y camino hasta las escaleras, donde no es Lukas a quien encuentro, sino a Álex. Me queda mirando fijamente, y rápidamente me doy cuenta de que está borracho, y de que ha llorado, debido a lo rojo que están sus ojos.


Álex: Fear Of Love (+18)Where stories live. Discover now